España no tiene petróleo, por el contrario, mucha historia. La historia es información (llave de poder) susceptible de digitalizar (datos). Los datos son una gran fuente de dinero, esto lo sabe cualquier hijo de vecino y el tonto más tonto de donde los haya.
Hubo un tiempo, no muy lejano, que el Archivo de Indias era visitado, un día sí y otro también, por curiosos mercenarios nada escrupulosos. Después, y casi inmediatamente, las empresas casa tesoros saqueaba los pecios españoles (naufragios). ¡Oh, qué casualidad!
La Iglesia católica a lo largo de los últimos cinco siglos y a través de sus archivos parroquiales ha dotado a la sociedad del mayor registro de movimientos sociales. Archivos que son una documentación importantísima para conocer al detalle los movimientos socio-demográficos, así como otros avatares y datos históricos de cada una de las poblaciones desde el s.XVI. Aunque algunas parroquias lo realizaban ya con anterioridad sin embargo fue el Concilio de Trento, que se celebró entre 1545 y 1563 en periodos discontinuos el que ordenó que en todas se abrieran Libros parroquiales para inscribir los datos de bautismos, matrimonios y exequias. Desde entonces y hasta 1870 (Fecha en la que se creó el Registro Civil) la única información en España sobre nacidos, casados y difuntos la tenemos a través de esos archivos. A partir de mayo del 2008, el acceso a esa información fue vetada por el Vaticano, en una carta dirigida a todos los episcopados del mundo, prohibió poner sus archivos a disposición de los mormones por considerarlo una práctica «lesiva a la privacidad de las personas y por estar cooperando con las prácticas erróneas de la Iglesia de Jesucristo de los Santos del Último Día”.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocida popularmente como Iglesia mormona nació en 1830 en el estado de Nueva York, una vez que su fundador Joseph Smith, afirmara que recibió unas tablas sagradas de manos de un ángel.
La resurrección, el bautismo de las personas muertas y el Juicio Final se vinculan con la digitalización de FamilySearch que la Iglesia mormona realiza simultáneamente en más de 100 países del mundo. Esta tarea tiene por detrás una creencia central en la doctrina: “Para nuestra doctrina las familias son eternas. Los enlaces familiares no terminan con la muerte y todos vamos a vivir juntos en el futuro nuevamente como familias, si somos merecedores de eso”.
La iglesia invierte en conseguir la información de identidad de toda la humanidad “para que cada persona pueda conocer quiénes son sus ancestros, de dónde vienen, y salvarlos antes del Juicio Final”.
Una vez que los mormones identifican a sus familiares muertos, envían sus nombres a la iglesia, donde se hacen las ordenanzas de bautismo en nombre y a favor del muerto. “No se bautiza directamente al muerto, sino a la persona descendiente del muerto. Creemos que esa persona, que en otro lado tiene existencia como espíritu, tendrá luego la libertad de aceptar o no el bautismo que se hace a su favor. Si lo acepta, se lo considera bautizado y el Último Día va a estar entre los salvados”.
Hoy en día, la genealogía es el segundo pasatiempo del mundo, y hay mucha gente interesada en reconstruir su árbol genealógico. Visitar la página familysearch.org/location es un buen ejercicio e interesante.
¿Qué hay en realidad detrás de FamilySearch? No lo sabemos, la pregunta queda abierta. No da alguien puntada sin hilo. La fe es irrelevante en este contexto.
Acertado comentario. Gracias.
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El tesoro familiar es eso, TESORO FAMILIAR, nadie tiene el derecho de exponerlo en el tablón mundial de Internet como los mormones lo están haciendo sin permiso ni consentimiento de los descendientes de las personas cuyos datos aparecen en la pagina del gran negocio de los mormones. Esta gente se ha metido en el negocio de los datos con una materia prima que les ha salido gratis. La materia prima son los datos de personas que han conseguido recopilar a través de sus afiliados que les han mandado fotografiar todos los archivos eclesiásticos a los que les han dejado acceso. Mis familiares por muy muertos que estén tienen derecho al más absoluto anonimato, y sus descendientes tienen derecho a que exigir que esto se respete. No hay que dejarse engañar por el cuento de que están creando el árbol genealógico de la humanidad, mucho cuidado con quién controla y a quién damos nuestros datos, ya está bien.
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