CÓMO ECHAR DE CASA AL MARIDO PETARDO EN JEREZ DE LA FRONTERA  

Parafraseando a Pérez-Reverte, “Quien me lee, me conoce. Y quien no me lee, tiene derecho a no leerme. A las redes sociales se viene llorado y duchado de casa”.

Me entero de que hay una iniciativa en el Parlamento catalán, para indultar a las brujas de Cataluña. Quinientas mujeres fueron ajusticiadas por ser brujas (ejecutadas). El mito de las brujas está muy firme en el inconsciente colectivo, es algo que debemos remover. A las brujas se las ha declarado de malas personas porque son el enemigo necesario para el sistema. En nuestros días, todavía dentro del catolicismo a las brujas se las sigue viendo como aliadas de Satán, y así venden la moto.

Las estadísticas dicen que la probabilidad de morir asesinado es cuatro veces mayor para un hombre que para una mujer. En Valencia la probabilidad de morir a manos de una esposa cabreada es alta, la mujer valenciana tiene fama de envenenadora (He dicho fama, y solo eso). Generalizando, los hombres matan motivados por el sexo, el dinero y el poder. Las mujeres, por los celos y el miedo.

Los muertos, muertos están. Y los vivos, pronto también lo estarán. Si quieres sobrevivir tienes que aprender a dejar que las cosas sigan su curso. Naturalmente hay que echar mano de alguna ayudita, por ejemplo, de los consejos de la “Mujer Sabia”, una bruja.

En la Calle Larga (Jerez de la Frontera), varias señoras despachan sendos cafés. Pongo la oreja y me seduce su conversación relajada. Una le dice a la otra: ––Por fin me he desecho de mi marido que me traía por el camino de la amargura. He logrado que se vaya de casa. No veas lo bien que me he quedado hecha una reina. Fui a consultar a una sabia (bruja), quien previo pago me dio el secreto infalible para echar un marido petardo de tu casa.

 –––Anda no seas mala y comparte ese secreto que me tienes en ascuas –le apunta la amiga.

–––Te lo voy a resumir y te lo paso gratis jaja

–––Consigues pólvora, preferible de cartucho de caza que no tenga perdigones. Extraes la pólvora con mucha precaución y la depositas en un plato. Posteriormente, y con cuidado de no ser vista por nadie, espolvoreas la pólvora en el interior de los zapatos de tu marido. Después ponte a esperar. Es efectivo, milagroso como mano de santo. Ahora paga los cafés, por el secreto, y vámonos que se nos hace tarde.

NOTA: Imágenes de Diana Pérez (Hacedora de cosas)