FANTASMAS Y APARICIONES EN EL MARESME CATALÁN

En algunos lugares poco conocidos del Maresme (Provincia de Barcelona), es posible percibir a la luz de la Luna llena o en el claroscuro del anochecer, algo translucido flotando. Son los llamados fuegos fatuos, o ignis fatuus en latín, son llamas en casas, caminos y veredas. Las llamas difieren en color y temperatura, y se desplazan por las corrientes de aire al aproximarse a ellas. Espíritus, aseguran los videntes.

Esta provincia catalana, atesora en sus tradiciones una gran cantidad de historias y leyendas sobre espectros y seres de todo tipo; algunas hacen referencia a seres elementales de la naturaleza, otras a brujas y espíritus que vagan en las tinieblas.

Se llevan la palma en historias más que curiosas las poblaciones y entornos de Vallgorguina, Gualba, Sant Cebria de Vallalta, San Iscle. En donde las noches se llenan de fantasmas. Los males penetran en algunos cuerpos o se adueñan de los centros de poder como en el dolmen Pedra Gentil, ahí las almas de los individuos se pueden comunicar con los fuegos del destino.

Hay una masía (casa de campo) en donde una mujer llamada María, también denominada “la Señora”, con cabellos largos, se hace presente en la noche, anunciado la muerte de alguien o una catástrofe; se mueve rápidamente de un lugar a otro como burlándose de quien la ve o se topa con ella. En una finca distinta, se relata la existencia de un espectro que va detrás de las personas o sobre sus piernas haciendo ruidos y asustando, y ni que decir de un tercero que es como un cadáver amortajado que se queja estruendosamente o gime.