SUEÑOS DE SEGUNDA MANO
Si la melancolía navideña ha dado fuerte en nosotros y nos ha hecho ver en su desnudez el despojo vil que somos los hombres, estamos de enhorabuena, siempre nos quedan las publicaciones pulp.
Confieso, bajo tortura y sin mis abogados presentes, que he leído a Marcial Lafuente Estefanía novela del oeste americano, Corín Tellado (María del Socorro Tellado López), novela de amor (romántica) y a Silver Kane (Francisco González Ledesma) novela negra, novela policíaca o novela negra criminal.
Una amplia gama de géneros literarios; todos ellos tenían varios elementos en común que los identificaban. En primer lugar las portadas, sugerentes, llamativas y llenas de color; después el lenguaje, sencillo, directo, y muchas veces obsceno y repulsivo; y por último, los relatos —absolutamente ficticios—, con la única intención de entretener, y provocar sensacionalismo.
Desde un punto de vista etimológico, “pulp” hace referencia a un tipo de pulpa de madera con la que se fabricaba un papel amarillento, astroso y de muy mala calidad. Ese papel barato era el que se utilizaba a principios del siglo XX para las publicaciones de la época, las llamadas revistas pulp «magazines pulps». En palabras de Fernando Savater “el contenido de los pulps sería una literatura de tipo extrovertido, es decir, aquella que se centra en la acción misma y hace poco hincapié en los resortes que la mueven o los supone elementales: da prioridad al «qué» y aún más al «cómo» sobre el «por qué»; gusta de colores vivos, especias fuertes, ritmo ágil, y prefiere la exhibición muscular al análisis emotivo”.
En la Plaza Vargas, y enredados en las barbas enmarañadas de su propietario (Librería Zocar) en Jerez de la Frontera, se encuentran los mejores regalos habidos y por haber: los “pulp” del pasado.
Ni perfumes ni bufandas o calcetines: ¡regala PULP!
VEN VEN…VENTE PA JEREZ
Jerez limita al norte con el vino y al sur con el amor. Es fácil enamorarse en Jerez y de Jerez
Por sus bares, tabernas y tabancos, se reza sin dirigirse a Dios, sin convencer a ningún Dios, pidiendo que permita emborracharnos, que nos aleje de estar siempre sobrios. Que nos mantenga eternamente embriagados.
Dicen que Joseph Ratzinger, es decir, el Papa Benedicto XVI, le dio la vuelta a muchas de las tradiciones cristianas en su libro «La infancia de Jesús», en el que no sólo saca a la mula y el buey del portal de Belén, sino que sitúa el origen de los Reyes Magos, que hasta ahora venían de Oriente, en el extremo occidental del mundo conocido en aquel momento. Ni más ni menos que en Andalucía.
Benedicto XVI apunta en su libro que, según los textos sagrados -hace referencia al evangelista Mateo y al profeta Isaías-, la procedencia de Melchor, Gaspar y Baltasar no era otra que Tarsis -o Tartessos-, un reino que los historiadores ubican en algún punto indeterminado entre las provincias de Huelva, Cádiz y Sevilla.
Los Reyes Magos han pasado por Jerez.
¡Joe con Jerez!
Pero mira como beben los peces en el rio. Beben y vuelven a beber.
Beben y vuelven a beber.
¡¡¡ VEN VEN…VENTE PA JEREZ!!!
LA LÁNGUIDA MISA DE GALLO JEREZANA
Los antiguos romanos denominaban el Canto del Gallo al comienzo del día, en la media noche, de ahí viene el nombre de Misa del Gallo a la misa que se celebra en la media noche.
El Gallo es un símbolo claramente solar, porque se asocia a la vigilancia y su canto anuncia la salida del sol. Señala el tránsito de la oscuridad a la luz, de ahí que sea un animal de connotaciones positivas. Se asocia al sentido de la vista, añadiendo un poco más de evidencia a la visión de vigía. Su misión es estar alerta a la salida del astro rey, que por una metáfora obvia se asimila a la venida de Cristo.
El “ad galli cantus” se refería al momento en el que empieza el nuevo día y que, según las antiguas tradiciones romanas, éste comenzaba en la medianoche en el canto del gallo.
La primera interpretación nos lleva hasta el Siglo V, concretamente al papado de Sixto III, quien decidió establecer esta misa en un pequeño oratorio detrás del altar mayor de la Basílica de Santa María la Mayor, en el momento “ad galli cantus”, que lo asociaban con la medianoche.
La segunda nos conduce un poco más lejos, hasta Jerusalén, donde parece ser que se tenía la costumbre de celebrar una misa a media noche, salir en procesión por Jerusalén y llegar al templo más importante de la ciudad al amanecer (justo en el momento en el que cantaba el gallo) para celebrar la última misa.
Y la tercera nos aproxima a una leyenda popular que dice que el primer ser vivo del pesebre en anunciar el nacimiento de Jesús fue un gallo que había allí, y que al percatarse de tan magno acontecimiento no dudó en pregonarlo para que todo el mundo lo supiese, de manera que se puso a cantar; proclamándolo “ad galli cantus”.
En Jerez de la Frontera, se ha diluido la Misa del Gallo, aunque se mantienen gratos recuerdos mientras los jóvenes ni idea tienen de su existencia, imbuidos en la vorágine etílica y de consumo de estas fiestas, conmemoración del solsticio de invierno.
Son muchos los pueblos de España de las áreas rurales que celebran con gran alegría el nacimiento de Jesús, por ejemplo en Valdilecha (Madrid), los cazadores disparan al aire sus escopetas en el atrio de la iglesia, llenando con sus cartuchos el espacio de alegría y olor a pólvora.
Muy pocas iglesias quedan en Jerez en las que se diga la Misa de Gallo a las 12 de la noche. La Misa de Gallo jerezana fue muy bonita debido a los cánticos interpretados por las monjas.
Algunos jerezanos aún llevan engarzado en sus corazones esta celebración.
CÓMO SE SUICIDAN LOS JEREZANOS
La Moderna es un garito con risa de gatillo fácil, amabilidad a destajo, copa rápida y bien despachada.
En Jerez no se cansa uno de preguntar y de observar. Aquí hay que llevar intacta en la cara la disposición para el asombro, y la expectativa de algo que está a punto de suceder, o ese encuentro con una mujer de la que se va a enamorar uno instantáneamente. Todo puede acontecer en la dimensión desconocida que es Jerez de la Frontera.
Estudiado el suicidio en diferentes regiones y poblaciones, nos hemos dado cuenta de la peculiar manera que tiene la gente de quitarse la vida.
En la rivera del Tajuña (Madrid), se utiliza preferentemente la escopeta. En la zona rural de la Axarquía malagueña, las mujeres elijen arrojase a un pozo, teniendo el delicado cuidado de quitarse antes su calzado, para dejarlo bien ordenado en el borde de este. Los hombres, por el contrario, prefieren colgarse con una guita (cuerda) de un olivo.
En Arcos de la Frontera se despeñan, en Ronda vuelan en la inmensidad del vacío, cabeza abajo, en el Tajo. Así, cada localidad, consecutivamente tiene su peculiar manera y lugar de marcharse de la vida cuando se les antoja.
Preguntado y repreguntado en Jerez, de este tema, al fin me he enterado. Me dicen que en Jerez la gente no se suicida, sino que se emborracha.
¡Qué bonito es morir aquí borracho!
Una muerte de amontillado, oloroso o dulce.
Esperemos no se pierdan las buenas costumbres.
EL BESO EN JEREZ
La besología jerezana nos dice que un buen beso aquí, nos da vida y calidad a la misma. Nos ayuda a liberar estrés, eleva nuestra autoestima y genera sensaciones de bienestar generalizado.
Bajo el árbol navideño de la Plaza del Arenal, se degusta un beso como se hace con un buen vino jerezano. Su suavidad, humedad y calor bucolingual nos transmite seguridad, relajación y disfrute, lo cual genera mayor excitación.
Eso sí, los primeros besos se dan antes con la mirada.
Observamos cómo se mira al hablar, al reír, al silenciarse.
En Jerez, no todos los besos resultan fáciles de ofrecer o conseguir, algunos cuestan, y mucho. Hay que sudar la camiseta. En la vida como en el beso, lo excelente se cocina a juego lento.
Cabe preguntarse: ¿A dónde van en Jerez, con el tiempo, los besos extraviados?
Debe existir una cajita de besos no entregados en algún lugar de esta ciudad, o quizás en el corazón de los jerezanos.
¿Y los perdidos?
NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE EN LA IGLESIA JEREZANA DE SAN MATEO
La iglesia gótica de San Mateo en Jerez de la Frontera, es una de las más antiguas de la ciudad. Posee portadas de archivolta con arbotantes y gárgolas. Su interior es de una sola nave con suelo de ladrillo, más capillas laterales de bóvedas tradición mudéjar. Aquí se veneran las imágenes de la Virgen del Desconsuelo y el Cristo de las Penas, ambas del siglo XVIII, guarda también un cuadro de Nuestra Señora de Guadalupe (Virgen de Guadalupe) que se apareció en cuatro ocasiones a Juan Diego Cuauhtlatoatzin en el cerro del Tepeyac, y una quinta ocasión en el pueblo de Santa María, Tulpetlac en el Estado de México en la cual curó a Juan Bernardino, tío de Juan Diego.
SIN PERDER EL NORTE EN JEREZ
La Iglesia, en general, la compone en Jerez muy buena gente. Para ellos, la palabra de Dios importa. Saben perfectamente que el cristianismo no consiste en poner los ojos en blanco y mirar al cielo, sino en dar de comer al hambriento y de beber al sediento, vestir al desnudo, ir a ver al preso y ayudar al enfermo.
Es ponerse, como hizo Jesús, del lado de los impuros, los enfermos, las prostitutas, los marginados; evidenciando que el hombre está por encima de las leyes.
Hay que ser capaces de distinguir entre la Iglesia de arriba y la de abajo. Esa fractura misma entre esa Iglesia de arriba y de abajo, por donde nos escurrimos los descreídos.
Nacer en un pesebre, es la máxima enseñanza de humildad.
España siempre ha sido de pobres: ahora no nos queremos acordar, pero ser pobre cuando pequeños no era humillante ni vergonzoso, era un ingrediente de la vida. Había que luchar contra la pobreza pero eso no evitaba la alegría en navidad, la ilusión, la esperanza. Se montaba el “Nacimiento”, con los medios que se tuviese. Ese espíritu, ese ánimo de los abuelos es lo que falta para poder rebelarse contra el consumo y la parafernalia de sucedáneos.
No montar el belén en casa, es vender el alma al diablo. Es ser un jerezano con memoria vieja, descafeinado, en esta no menos vieja España.
Es estar sentenciado a deambular perdido, sin tradiciones, por las zonas oscuras por las que discurre la azarosa vida del ser humano.
DE ZAMBOMBA EN ZAMBOMBA Y TIRO PORQUE ME TOCA
No existe ni ritmo, ni rumbo que dé sentido y significación a la vida.
Hoy en día morir resulta especialmente difícil. La gente envejece sin hacerse mayor con la única realidad, la realidad final de cada uno de nosotros, esa de que solo nos tenemos a nosotros mismos y de que debemos hacer lo que nos de nuestra santa gana.
Básicamente hay tres tipos de zambombas en Jerez, muy diferenciadas aunque fusionadas.
La primera es la formada por coros, parecidos a las pastorales de otras partes de España e Hispanoamérica, eso sí, cantan villancicos propios de la localidad. El origen de estas zambombas está en la celebración de la navidad y manifestación religiosa de alegría por la venida o nacimiento del “Niño Dios”, entre las clases pudientes o adineradas cercanas a la jerarquía de la Iglesia Católica.
La segunda, frecuente entre las clases más populares, aguijoneadas por la ingesta de alcohol (anís), suma en un momento determinado de su historia cultural, el baile sensual del cuerpo que va en contra del decoro y fervor religioso. Recordemos que los bailes foráneos con movimiento de caderas y manifestaciones libidinosas, no eran bien recibidos entre la sociedad religiosa del momento de aquel entonces.
La participación espontánea, inicialmente en los patios de vecinos, es su principal característica.
No pasemos por alto y nombrar que la rigidez de las normas sociales dificultaba el encuentro de los jóvenes, por esto las zambombas eran motivos de acercamiento, saliendo muchos novios y matrimonios de estas fechas.
La tercera y última, es la incorporación en estos años que nos toca: la zambomba espectáculo, fomentada principalmente por los negocios de hostelería. Estas no son de tipo familiar, como las dos anteriores y la música puede distar de la tradicional navideña en cuanto a villancicos se refiere.
De las tres, las soluciones del filósofo —obviamente— son para todos los paladares. En Jerez lo mejor es disfrutar las tres a tope, saltando de zambomba en zambomba y tiro porque me toca.
PALPITA JEREZ CON SU ZAMBOMBA
Hace feliz estar en los sitios que son distintos.
No gustan los tópicos.
La cultura popular intensifica el sentimiento de estar vivo, nos permite encontrar algo interesante en cualquier lugar, incluso en un grano de arena del desierto.
La realidad en Jerez de la Frontera, se abre a una concatenación de casualidades cuya ley se nos escapa.
Jerez no vive nada aislado. Otra cosa es que tenga un mundo propio. No es nada raro, es una ciudad muy normal, aunque a veces haya quienes se empeñan en verla como algo extraño, lo que no deja de sorprender.
En esta ciudad pasan cosas extraordinarias, con mucho material narrativo
Es un lugar de embrujo, lleno de magia, surrealista, y deslumbrante.
En Jerez, arde y embriaga el barrio de Santiago, con su peculiar manera de expresión navideña: la zambomba participativa, abierta y espontánea.
Sin temor a no equivocarnos, se puede decir que es un lugar increíble del planeta.
ECHANDO UN RATITO
Algo se nos escapa de las manos.
Tengo pesadillas, sueño que la vida es corta y no voy alcanzar a beberme todas las botas de Jerez.
Mantengo una relación pasional con las botellas.
Dicen que la falta de amor es la que lleva a los bares. Son cuadros abiertos a otros mundos, puertas al otro lado.
Joyas del infierno con historias curiosas, testigos mudos que guardan historias increíbles, desgracias que tienen sus poseedores
Muertes trágicas. Joyas malditas. Asientos malditos. La Silla del Diablo.
Me gusta la mirada libidinosa de un hombre mayor, respetuosa, posada sobre una mujer. Los placeres mundanos no se deben perder con el paso del tiempo en una sociedad que cada vez es más asexuada.
LA PARCA EN JEREZ
El culto a la muerte, a la jerezana, lo encontramos en la “esqueletomaquia” que cuelga de las paredes del tabanco La Pandilla.
En la barra de este bar, se hace arqueología interior, vamos retirando capas hasta llegar a un magma maloliente.
Nos encontramos en Jerez de la Frontera, ante un culto que se manifiesta dando características humanas y divinas a un fenómeno tan natural como es la muerte, que no es ni una persona, ni siquiera una cosa o fuerza.
Observando el cuadro, al más pintado se le pasa la cruda (borrachera), los vinos ya no hacen efecto. Caemos en el limbo etílico de los borrachos inútiles.
Las imágenes del cuadro simbolizan la dualidad entre lo vivo y lo muerto, lo que llevamos dentro y fuera. Transposiciones de los vivos, recordando al espectador que la muerte habita en nuestro interior.
No son figuras de la muerte en sí, sino más bien estas nos hablan de la continuidad de la propia vida.
Pedimos otra ronda. A la Parca en Jerez, se la trata y tutea con vino, siempre esperanzados en que nos alargue el tiempo.
¿Qué tendrá Jerez, que todos los jerezanos después de la muerte, quieren reencarnar en el mismo sitio?
FORMULA MÁGICA JEREZANA
El secreto de la existencia y el buen vivir, está en que el “destino” te sitúe en donde debes estar, en el mejor momento oportuno.
Dicen que el jerezano tiene diez por ciento de dandi (del inglés dandy) y noventa por ciento flamenco.
Alguna razón debe de traer este decir que hace de Jerez de la Frontera, uno de los lugares del mundo en donde mejor suenan los corazones, poseen desparpajo los sentimientos, se descargan las sonrisas, más máximo regodeo en saber apreciar y disfrutar la Vida (con mayúscula) bañada con vino, palmas, cante y baile. Toda una “jartá” de cositas buenas.
¡JEREZ! Di-vino Jerez.
LOCURA DE SENSACIONES EN LA PEÑA LOS MORE
Estoy en esa maravillosa edad en la que me la pela lo que piense la gente de mí.
Cuando muera por haber bebido tanto vinos en Jerez, no me van a enterrar o a incinerar, sino que me embotellaran, es lo más seguro al paso que voy.
Cuando uno es feliz, es verdad que antes se pone a bailar y a cantar bulerías que a escribir…
La voluntad se hizo para regular la relación del hombre con sus vicios. Éste es el signo inequívoco de su cultura. Y la cultura alcohólica ha sido siempre el apéndice de la cultura de todas las sociedades y épocas. Imaginarse un pueblo sin bebidas equivale a imaginarse a un pueblo sin… agricultura. A toda agricultura le sigue la fermentación de alguna fruta.
El buen borracho no conoce el aguijón de los remordimientos, ni se ahoga en las aguas pantanosas de la resaca moral. Una segunda conciencia, vigilante como policía, estuvo siempre detrás de la inconsciencia de beber a discreción.
En cuanto a la lujuria (el alcohol) la provoca y desprovoca: provoca el deseo pero impide su erecta ejecución. Por eso el mucho beber es, como se dice, el embaucador de la lujuria: la crea y la destruye, la excita y la paraliza, la persuade y la desanima, la endereza y la arruga.
EL HOMBRE JEREZANO: PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD
A todos los sitios hay que saber llegar y entrar por la puerta afortunada. Estos momentos que vivimos, son los más adecuados en Jerez. Su gente joven ha vuelto al vino y al cante.
En Jerez de la Frontera, la primera copa que se pida que sea de Oloroso, dicen que es “Pa hacer la cama”. Que te pongan algo de comer en papel de estraza. Se continua con tres copas de Fino para no “quedarse cojo”, en total cuatro jereces. Luego a otro sitio, otro tabanco.
¡Superstición! Puede ser, pero para el acervo de los arrumbadores jerezanos un número impar es mala pata.
El hombre jerezano, al tan tan del corazón, desglosa pasiones. Cuando se le cae el sombrajo de las ilusiones, aguanta como un jabato atrincherado en el agujero de los sueños.
Socavado por las minas subterráneas del infortunio, se descuelga cada mes con los recibos de la luz, autónomos y una poca de deudas.
Aunque al hombre jerezano le muerda el ensordecedor aullido irreverente de la esquiva suerte, siempre da el saludo con mano fuerte, limpia y sincera, más en sus labios una sonrisa.
Rescata una parte de su pasado y lo salva para hacer más habitable el presente.
Hace las cosas por el gusto de hacerlas, y tiene código de honor. Es un enamorado de la Vida, su familia y amigos.
Para el jerezano la amistad es el placer de la relación con el otro. Entiende la amistad como la manera de salir de su condición actual. Para él, amistad, no es sólo una palabra…
Con un “insensato optimismo”, que en él nace de esa tendencia totalmente inmotivada, corre tras la búsqueda de la felicidad. Posee una pluralidad de futuros posibles.
Vive tres expresiones artísticas: cante, toque y baile. Y goza de un profundo fervor religioso, aun siendo en ocasiones anticlerical y agnóstico.
Por el poder que tengo al admirarlo, declaramos al hombre de Jerez de la Frontera: Patrimonio de la Humanidad.
El que no esté de acuerdo que hable ahora, o que calle para siempre.
LA CASCARA SAGRADA, PALACIO DE VILLAVICENCIO
Al parecer, el nombre de cáscara sagrada le fue dado por los españoles tras la conquista de América, porque se decía que su madera fue utilizada para la construcción del arca de Noé.
La cáscara sagrada es una sustancia de color marrón rojizo, que procede de la corteza del tronco y de las ramas de un árbol denominado Rhammus purshiana, que habita los bosques de coníferas de Norteamérica.
El Palacio de Villavicencio (s. XVIII), guarda la antigua Farmacia Municipal de Jerez de la Frontera, que prestó servicio al Hospital Municipal, llamado de La Merced (1838).
La exposición de esta antigua botica tiene los auténticos y originales productos que se empleaban en aquel entonces para la demanda del hospital como de los pacientes de la Asistencia Pública.
La cáscara sagrada era ya utilizada como laxante por los nativos mucho antes de la conquista del continente americano. Esta planta tiene la virtud de ayudar a mejorar la digestión y a limpiar el colón. Se considera un laxante suave que no es agresivo ni irritante para el aparato digestivo, y su consumo disminuye el colesterol y los triglicéridos en sangre.
Tomada de manera “especial”, produce estados alterados de consciencia. Es de uso común en la magia empática y la brujería.
DOS JEREZANOS MILLONARIOS
Siete familias andaluzas, en la lista Forbes de los cien más ricos de España, dos de ellas son jerezanas.
La estupidez nunca muere. Sin embargo, hace morir a los demás.
Agustín de Foxá, nos dice: «En España se va siempre detrás de los curas: o con un cirio o con un palo».
Si eliges estar en la taberna, donde yo encuentro una verdad que no hay en otro lugar, ya estás haciendo una elección. Me quedo con los sabios de Jerez de copa en mano.
Yo he encontrado, a los verdaderos, a los auténticos millonarios de Jerez. Dos seres ricos en nobleza y altos sentimientos. No pertenecen a esa sociedad sin memoria y sin sensibilidad para lo que todo gira alrededor de su riqueza y consumo. Una sociedad que brilla por fuera pero que está hueca por dentro.
Nunca tienen un plan B. Son lo que siempre quieren ser: buena gente y mejor personas. No figuran en ninguna lista que adoran y rinden culto al becerro de oro. No tienen palmeros, no los necesitan.
Son jerezanos de sonrisa y pasos tranquilos. En Jerez, como estos dos, hay muchos.
FIN ÚLTIMO
Dice Lorca que los sueños existen y vuelan entre nosotros. Yo lo creo.
Las personas buscan propuestas que les ayuden en algún aspecto de su vida.
Tienes que apartarte un poco para volver a ser sociable, para que vuelva el lenguaje. Para que puedas hablar contigo mismo. Es muy importante que un hombre pueda hablar consigo mismo.
PIEDRA FILOSOFAL JEREZANA
Nada es eterno: el café se enfría, el humo se disipa, el tiempo pasa y la gente cambia.
Debería ser un delito romperle el corazón a quien solo intentó hacerte feliz.
Comienza tu día con una sonrisa y verás lo divertido que es ir por ahí desentonando con todo el mundo.
La gente sigue diciendo cosas extraordinarias y haciendo cosas extraordinarias.
Mientras descubro en los jereles, a que sitio le llaman “voy para arriba” y a cual “voy para abajo” (aun no me he enterado), me doy cuenta que en Jerez se viven varias vidas en una, y cunde de maravilla. Aquí, la desesperación es un pecado imperdonable.
Por la barriada de San Miguel, dichoso lugar del universo, la lentitud de las tortugas, en concreto, da pie, para conseguir un medicamento contra la prisa inútil. Como por alguna razón de la sinrazón, no hay muchas tortugas sueltas, entro a una extraña botica en donde tienen remedio para todos los males.
MANTO DE SALIDA, UNA CARICIA VISUAL EN SAN MATEO
El que odia lo que le rodea se odia a sí mismo.
Hay una pérdida de sustancia en la realidad espiritual. A la larga, las sociedades sin cohesión espiritual no pueden sobrevivir.
Los agoreros murmuran que vivimos el crepúsculo progresivo del cristianismo, que durante 2.000 años ha señalado, por así decir, dónde está el cielo sobre la sociedad, la fe, la trascendencia. Todo eso se ha disuelto. En lugar de ello, nos hemos instalado en una dimensión horizontal: la verticalidad se ha perdido.
La Hermandad del Desconsuelo, conocida como «Los judíos de San Mateo», guarda el ‘Manto’ de salida -obra de Juan Manuel Rodríguez Ojeda-, una joya del patrimonio cofrade en Jerez de la Frontera, siendo el “Manto”, una sinfonía óptica para todo aquel que sepa ver con los ojos de la devoción o del arte.
DOS CALDOS MAS ––JEREZ DE LA FRONTERA Y SU HABLA
El tesoro de Jerez es su maravillosa gente, y si me apuran el sol embotellado de su “vino fino”, en rama, como Dios manda y los enterados rechinan.
Jerez está entre Sevilla y Cádiz capital, en un lugar del que no se sabe a santo de qué lo pusieron ahí. Me gusta porque en la guarida que me he buscado en la Plaza del Caballo, no tengo que aguantar a sevillanos haciéndose los graciosos por obligación, o a los gaditanos de la “Tacita de plata”, vendiendo todo el santo día las maravillas de su carnaval, que las tiene. Espero que ninguno de los dos me escuche las blasfemias que suelto, tendría mis días contados como Salman Rushdie, por apostata de estas dos grandes y extraordinarias poblaciones, menos mal que esto no lo lee nadie.
En Jerez soy inmensamente afortunado, tengo una infinidad de botas de vino para remojarme por dentro, sin correr el riesgo de que se agoten antes de palmarla. Aquí sus mujeres son bellas, con piernas largas como baguettes. Me encanta verlas ir, de un lado para otro, sobre sus dos barras de pan.
En la plaza jerezana Vargas, en una librería de segunda mano (ZOCAr), encuentro una baraja mágica y otros secretos. Ya en la calle Pescadería Vieja, me adelanta una mujer madura, de esas de haber estado en mil guerras, toreada, peligrosa, de las que envisten directo al bulto. ¡Hermosa toda ella!
Escucho: tiene “dos caldos más”.
Tendré que emplear la baraja mágica para enterarme qué habrán querido decir en jerezano.
LO QUE PARA TI ES OBVIO, PARA LOS DEMÁS ES INCREÍBLE
Todos sufrimos la maldición del conocimiento. Estamos tan cerca de las cosas que sabemos, que incluso somos incapaces de reconocer su valor. Así que necesitamos un poco de perspectiva.
Si sabes más sobre algo que la mayoría de la gente, entonces para alguien eres un experto. Y esto significa que tienes la responsabilidad de compartir con ellos lo que sabes.
Entre la vida y la muerte en Jerez de la Frontera, hay mucho que contar.
Aquí, aparte de las cucarachas, el único organismo que sobrevivirá a una hecatombe nuclear, son los borrachitos de los tabancos jerezanos.
La adicción que es difícil de superar en Jerez, es la de la música, el cante, el flamenco y el vino.
Nuestra vida es nuestra vida, ya es tarde para inventarnos otra.
Gusta ver la visión a escala humana del apunte Arenael de Xeres (Anton van den Wyngaerde), donde refleja aspectos sociales y costumbres locales de Jerez, sXVI.
REMANDO CONTRA CORRIENTE
Los mantras estúpidos contemporáneos, según Javier Marías son los que obligan a ser amante de los animales por encima de todo; defensor a ultranza de la naturaleza; fanático de la bici; enemigo de la tauromaquia y del tabaco y del alcohol y de la carne; vagamente “antisistema” y vagamente republicano; respetuoso del “derecho a decidir”; y, sobre todo, mostrarse compasivo, solidario y humanitario. Y no hablar de Semana Santa, antes de Navidad, reyes y carnaval.
En la Plaza Rafael Rivero, alrededor de una copa de vino, se rompe pronto aguas, empezando con tiempo y tiento a discernir, palpando los juncos (conocimientos), que entretejen «Fe», «devoción», “fervor”, “afición”, en ese universo inmenso que es la Semana Santa jerezana.
Mucho terreno y largo recorrido espera a todo aquel que se atreva a conocerla de principio a fin. Hay que ponerse en marcha y nos pille el alba en camino.
Se necesita el equivalente a tres vidas para entender el mundo cofrade de este lujo de ciudad que es Jerez de la Frontera.
LA MUJER DEL CALLEJÓN
Aunque más de un noctámbulo la ha visto, casi a la madrugada, ninguno su cara. Es la mujer silenciosa y extraña que suele estar en la callejuela Gibraleón, en el momento que todos los garitos han recogido mesas y echado el cerrojo. Algunos, los menos, aseguran que es coja, otros que no. Tantos unos como otros confirman su peculiar olor cuando se han cruzado con ella. Huele a muerto.
Atraídos por la curiosidad, vuelven la vista pero ya ha desaparecido, dejando tras de sí desasosiego.
Curiosa historia se escucha en la barra de Damajuana, una tarde de horas tristes otoñales, mientras se pone la oreja a ver que dicen los clientes, tomando un calentito té moruno acompañado de tarta de limón y queso, servido por una curiosa y bella italiana, flamencóloga bailaora de bulerías.
En Jerez de la Frontera hay de todo, y un poco más.
LA MANO QUE MUEVE LA CUNA
No hay nada peor que enterrar el pasado.
La cultura histórica convertida en un menú de actos consumados es indigestión.
Estamos inundados de sucesos imposibles de digerir y, en cambio, hay muy poco espacio para valorar el patrimonio histórico heredado.
Hay cosas jerezanas que se han perdido con el tiempo, y cosas en Jerez que a alguien interesa que el propio tiempo haga olvidar.
La desinformación comienza en el momento en que se elige qué temas aparecen en las noticias y de cuáles no se va a hablar. El problema no es que las noticias que se cuentan sean falsas, sino que se calla una enorme cantidad de noticias igualmente verdaderas pero que cambiarían, de conocerse, la visión del conjunto.
Como toda trama, la del Pendón de Jerez, está llena de historias dentro de historias.
Las versiones son contradictorias, por un lado, se dice que se perdió en el traslado al nuevo Ayuntamiento metido en una caja. Por otro, que una limpiadora lo confundió con un trapo sucio y lo tiró.
No se puede creer siempre lo que nos dicen.
Difícil de admitir, y más aun de aprobar, que un tesoro de la historia de la ciudad tan importante como el Pendón (1341), se guardara alegremente a manera de una simple tela, cortina o trapo viejo.
PEPE PANTERA
Pepe recibió el apodo de ‘pantera’ por sus ojos verdes, sus rasgos felinos y por su portentosa agilidad y destreza en la práctica de los deportes.
Pepe Domecq de la Riva, ‘el Pantera’ (tercero de izquierda a derecha), estudió en el colegio de los jesuitas de Chamartín de la Rosa, donde no destacó precisamente. Ya de joven, brillaba como bailarín, jugador de polo y gran conquistador de bellas damas durante su etapa en Oxford. Con el tiempo, se transformó en ‘Pepe el rápido’. Pepe Pantera fue un enamorado de la velocidad. En 1932, correría en Le Mans y en 1934 en Montecarlo.
Pepe casó con María Luisa Beltrán de Lis, que le dio cuatro hijos: José María, Álvaro, Maravilla y Petra. Vivió en el palacio de San Blas en compañía de un león que le regaló en Barcelona Pepe Rivas y que guardaba en una jaula en el centro del patio. Se llamaba ‘Nerón’, se movía libremente por toda la casa.
El afecto de ‘Nerón’ lo suplió con otra mujer: Cuqui, una bella jerezana que esperó casi veinte años hasta convertirse en la ‘señora de Domecq’, dueña después de la casa de campo que el Pantera poseía en ‘El Serrallo’, frente a la antigua venta ‘Los Negros’. Cuando a principios de los ochenta, Pepe Pantera falleció, el obispo Bellido no permitió que el féretro entrara en la capilla del cementerio. Era el último gesto a una vida que el propio sacerdote calificó como disoluta y extramarital, probablemente la del último ‘señorito’ de Jerez.
LA INQUISICIÓN PRESENTE
Debemos ralentizar el tiempo, cuando es bueno, y aprender a apreciar todo aquello que el azar nos está regalando cada día, esos dones que por lo general tendemos a ignorar. Como el amor de la gente que nos quiere; la salud, si la tenemos; un libro, un paseo, una conversación, un atardecer, un coqueteo, un beso, una risa, el lametazo de un perro.
Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Hoy no somos mejores que en tiempos pasados, lo más seguro es que la historia nos juzgará. El suspenso está garantizado.
Cada instante de emoción y de belleza en Jerez de la Frontera, es como una perla. Un modesto chispazo de luz que ilumina el mundo. Posee rincones donde podemos encontrar al hombre en su simbología: LA INQUISICIÓN.
EL JEREZANO LLAMADO JUEVES
Arrumbarse un rato, una noche en un tabanco en Jerez, vale más que cien libros.
Hace pocos años, un jerezano marchaba de su viña muy temprano, todos los jueves, a lomos de una burra. Resueltos papeleos de Bancos, y despachado mandados, se dedicaba a hacer ruta por todos los tabancos posibles que le salían al paso a él y a su burra. El ultimo apeadero (tabanco) que tenía era en la calle Porvera, después como bien podía con su humanidad se subía al jumento para quedarse inmediatamente dormido. La borrica que debía de tener un GPS particular, le llevaba durmiendo la mona, sano y salvo a su viña.
Al jueves siguiente se le volvía a ver con su asno, a la misma hora y en las mismas circunstancias por las calles de Jerez de la Frontera.
TABANCO, INVENTO JEREZANO
Estamos muy poco tiempo en el presente porque las cosas se vuelven obsoletas enseguida.
El mundo en que nos hallamos se ha convertido en un universo vaporoso que afecta a todo quisque viviente.
Originariamente los despachos de vinos a granel en Jerez, tenían bancos (pocos), donde los asiduos se sentaban a charlar y tomarse sus copas. Vasos es más apropiado decir, lo de catavinos ni por el forro se veían. No se daba en ellos nada de comer, a lo sumo, y esto no en todos, altramuces
Cuando alguien preguntaba por fulanito, se contestaba “ta banco”, por “se encuentra sentado en el banco”. Esto de ahorrar palabras en Jerez, aparece en el orden del día.
En la plaza Rafael Rivero de Jerez de la Frontera, existe un sitio llamado simplemente “Tabanco”, con diecisiete años de solera (existencia), y temática cofrade exteriorizada. Aquí podemos recalar para empezar a descifrar ese galimatías jerezano de comprender: «Fe», «devoción», “fervor”, “afición”, “ocio”, “negocio”, en su Semana Grande.
¡VIVA EL BETIS, MANQUEPIERDA!
Camus «No se vive feliz más o menos tiempo. Se es feliz. Y punto. Y la muerte no impide nada; como mucho es un accidente de la felicidad».
Dicen los sabios de barra que en Jerez si uno empieza a cantar por bulería “es que no tiene na que hablar”.
Estos mismos sabios de barra apuntan que son las 12 de la mañana, “ya ha bebío el Papa” y ya por buena degustación y digestión de su respetuosa santidad todo el vino de Jerez, a partir de ese instante sienta bien.
En el tabanco La Bodeguita me topo con la gloria del futbol Fernando Lobato Romero, ganador de la Copa del rey con el Betis
Dichoso aquel que no ha conocido nunca el sabor de la fama, tenerla es un purgatorio; perderla, un infierno.
Al final, la vida tiene su propia agenda y ésta te pasa por encima.
Vivimos en un universo cualquiera, vivimos vidas insignificantes y todo lo que creas o realizas en tu vida terminará desapareciendo con el paso del tiempo.
Todo desaparecerá sin importar cuánto lo atesoremos.
Demasiada realidad resulta difícil de soportar.
La gente olvidará lo que dijiste. La gente olvidará lo que hiciste. Pero la gente nunca olvidará cómo la hiciste sentir.
¡Viva Fernando! ¡Viva el Betis!
LA ALBARIZUELA
Callejeo, flamenco, vino y toros.
Como sigas así, Eduardo, te van a meter en la lista de fusilables…
GENUINO JEREZANO
Estamos perdiendo la capacidad de disfrutar de los momentos importantes, y esa cosa tan impostora y grimosa llamada modernidad lo hace más infumable.
Cada uno tenemos derecho a divertirnos con lo que nos dé la gana e intentar ponernos un poco de acuerdo con la vida.
Nietzsche decía “El hombre ama dos cosas: el peligro y el juego. Por eso ama a la mujer, el más peligroso de los juegos”, y yo agrego de mi puño y letra al vino jerezano.
Respecto a sus vinos, lo primero que nota un forastero en Jerez de la Frontera, es que aquí, para su mayor sorpresa, tienen un sabor muy diferente al que está habituado en Nueva York, Londres, Copenhague, Panamá, Colombia, u otros mundos, por estar en estos mercados “amanerados”, respondiendo a un supuesto gusto y ocurrencia inglesa que los ha endulzado convirtiéndoles en “vinos de la abuelita”.
En el tabanco “La Pandilla”, fundado en 1936 (Jerez de la Frontera), se bebe bien y se tapea sobre papel a la antigua usanza cuando los tabancos eran ultramarinos. En este lugar de obligada visita, se venden vinos auténticos (no de multinacionales), y genuinos jerezanos, en medio de un ambiente romántico con delicioso pasado perdido y constantemente añorado.
DOMINUS CANIS
Lo más importante del misterio está casi siempre en los altares.
En un viaje por el Jerez desconocido y cercano, el explorador y antropólogo urbano, encuentra en uno de sus majestuosos templos religiosos, la Santa Inquisición presente.
La Santa Inquisición, que “preservó” la fe durante años a través de la tortura, el castigo y la búsqueda incansable, y muchas veces injusta, del hereje. La más mínima mácula causaba que los perros de Dios cayeran sobre cualquiera. Así les llamaban y como tales actuaban: “los perros de Dios”. Perros de presa, siempre vigilantes y dispuestos a atacar.
POZO DE PENAS
El flamenco no se puede explicar fuera de Andalucía, de su entorno, de su cultura, de su economía, de su geografía.
Se cree que el primer cantaor de la historia fue el jerezano «Tío Luís de la Juliana». Hablar de flamenco en Jerez de la Frontera, es hablar de poesía, es dialogar con la historia de Andalucía, de su sociedad.
Las Peñas Flamencas, en Jerez, son palacios, herederos de reuniones sin etiquetas de una tradición oral y popular, de una cultura especialmente poco atractiva en ciertos ambientes cortesanos a un arte que incorpora en sus cimientos elementos de las tradiciones y herencias musulmana, judía y gitana. Un cóctel prohibido y perseguido por la cultura castellana nacida de la llamada Reconquista.
Las peñas flamencas jerezanas asocian a aficionados y artistas, cultivan el arte por el arte, son depositarias del saber sobre la cultura que aman. No son cerradas y no contemplan o tienen consiliarios,que son los que deben aprobar en primera instancia el ingreso.
ENTRE COPA Y COPA, SE ACABA MI VIDA
Cuando se tiene claro el camino, no importan los baches ni las cuestas.
La vida es como un rompecabezas de historias que entretejen en silencio el porvenir del sujeto.
Todo empieza y termina en el individuo, en las personas. Cada una nos sugiere un todo. Eso nos otorga una especie de mandato, aunque nos resistimos a que las cosas se cierren.
En Jerez el flamenco se tiene como una forma de vida, como una manera de sentir.
El cante significa una especie de ayuda y protección.
En Jerez de la Frontera, el éxito es que te quieran los que quieres que te quieran.
MEMORIA JEREZANA DESMEMORIADA
La llamada “Conquista del Nuevo Mundo”, se hizo con la Cruz, la Espada y el Vino.
Antes que los ingleses se hicieran en su totalidad con los mercados de los vinos jerezanos en Hispanoamérica (reventa), se comerciaba directamente con la metrópoli con un volumen mensual más que aceptable (ver foto).
Es una lástima que el Consejo Regulador de la D.O. ‘Jerez Xeres Sherry’, en su buen hacer, no contemple un reconocimiento a lo que Jerez ha vertido allende los mares, y la correspondiente respuesta de los países del otro lado, en el consumo de sus vinos.
Recordemos que el Consejo Regulador tan solo tiene 80 años, y los vinos jerezanos están presentes en América desde los siglos XV y XVI.
HISTORIA DE LA CHAQUETA, SANGRE, DOLOR Y LÁGRIMAS
Me desconsuela el cante, para sobrellevar este sentir lo embadurno en vino.
El flamenco tiene una segunda lectura de la que algunos quieren saber poco de ella.
Los señores, mal denominados de bien, hace unos años (no tantos), para su divertimento, hacían llamar a personas que les alegraran sus fiestas, normalmente gañanes (Hombres que trabajan en el campo a las órdenes de otro sujeto), con pocos medios, precariamente ataviados, a los que se les ocultaba detrás de una cortina.
El gañán que poseía el don de cantar, no se podía negar acudir presto al reclamo de su patrón (léase señorito), so pena de perder la vivienda o el trabajo. Asistir, era ocasión óptima de comer algo, y sustraer alimentos en los bolsillos para conseguir llevar un extra a casa.
Los que contaban con más suerte recibían unas monedas sueltas, buena ayuda en el redondeo de su precaria economía, eso sí tenían una condición que aceptar: utilizar chaqueta.
Normalmente no atesoraban esta prenda de vestir, viéndose obligados a hacer lo imposible por agenciarla, resultando muy frecuente el préstamo de chaqueta de un cantaor a otro. Había mucho en juego. Así empezó la incorporación de la chaqueta en el flamenco.
El señorito de antes, es el “turismo” de hoy que desvirtúa al cante.
Despierta curiosidad y alarma, ver en Jerez de la Frontera, epicentro creador del flamenco, como se intenta explotar al cante como una mina o como un campo de soja.
La industria turística del flamenco, SIN PRECAUCIONES SOCIALES, funciona como cualquier industria extractora: es decir, que convierte todo lo que toca en un recurso que explotar de manera intensiva y destructora. Crea una riqueza empobrecedora.
LA PLAZA
En Jerez de la Frontera, empiezo a caminar por la acera de la vejez.
A una mujer no se la permite envejecer con dignidad, y a un hombre sí.
Lo importante es que todo tiene una dimensión que es perfectamente manejable si no se es idiota, claro.
Voy por la calle Larga, a paso de “Armao” de Arcos de la Frontera, hasta llegar a la Plaza del Banco en donde dilapido el tiempo.
Enfrente de mi tengo un enorme ficus que huele a olvido, y una fuente soñolienta, cansada de largar H2O.
Estoy en una plaza muy jerezana, aquí reside la ternura y no se marchita el día.
PERDIDA DE VIRGINIDAD
Hace un rato, caminando, hablando solo, volví a estar seguro de todo, convencido de mi presente y de la estrella que me protege haciéndome feliz.
Yo que me divierto con lo que encarte, sin pedir mucho al destino, siempre lo paso bien, ahí a donde vaya.
Mientras mantenía un cruce de espadas con un pincho moruno resabiado y de siete vidas, que me supo a gloria a altas horas de la madrugada, tuve la agradable sorpresa de encontrar al guitarrista de Arcos de la Frontera, Enrique Duarte en la Fiesta de la Bulería. Un tocaor que acaricia su instrumento de cuerdas, no con los dedos, sino con el corazón. Duarte estaba acompañado de su encantadora señora y un magnifico grupo de amigos, entre los que me presentó a Maribel Collantes, coordinadora del Festival de Jerez (Teatro Villamarta).
El extraordinario fotógrafo Rafael Barrios Gil, no podía faltar a la cita anual. Ya sé cuál es el secreto de las fotos fantásticas suyas: tiene un conocimiento dactilar del flamenco y un dominio de la cámara fotográfica que le hace único en su especie. Su archivo fotográfico debe ser patrimonio cultural de la humanidad.
Quien no ha estado en la Fiesta de la Buleria en Jerez de la Frontera, no ha perdido la virginidad en el flamenco. VIVIR aquí es una aventura. Conviene saborearla.
CATA DE VINOS
No recuerdo otra noche como la de anoche. Anoche me emborraché, sin enterarme. Lo supe hoy en la mañana.
Tengo recuerdos fugaces, el taxi, el ascensor, la almohada. El resto es silencio. Los recuerdos se borraron como si estuvieran escritos con lágrimas.
El tiempo para mí no son los años sino el ánimo con que los afrontas. El tiempo es el espejo que va por dentro. Soy un solitario que no está en soledad, estoy en Jerez de la Frontera.
Vivo pegado a un cuaderno, condenado a apuntar, apuntar, apuntar.
Hoy he estado en una cata, en el Consejo Regulador del vino de Jerez. El enólogo y presidente del Consejo Regulador, Beltrán Domecq Williams, descendiente de varias generaciones de bodegueros, con amplios conocimientos y dilatada experiencia impartió y dirigió la cata.
Ya me puedo emborrachar con conocimiento de causa.
PEDALEANDO EL OTOÑO JEREZANO
Después de zascandilear (Vagar de un lado a otro sin nada de provecho), se terminó agosto y hay que empezar a pedalear.
En Jerez, no se puede dejar de avanzar, a no ser que te quieras caer de la bicicleta de la vida. Hay muchas cosas por hacer, muchos sitios en donde meter las narices, y cincuenta mil historias que averiguar.
Mientras hago un trabajo de investigación sobre el “Vinagre de Jerez”, y me preparo a exprimir la biblioteca del Consejo Regulador, sobre este tema; en otros archivos de otras bibliotecas de la localidad, hay suculentos papeles que cotillear. Por ejemplo las polémicas que se traían los jerezanos sobre San Miguel y su Parroquia, en el 1873.
O qué urdían algunos ilustres de la ciudad en 1883, leyendo libros “raros”, “raros”, sobre la masonería simbólica.
Publicaciones todas, que por una razón u otra han pasado desapercibidas, llegando hasta nuestros días, para deleite y enriquecimiento cultural.
CHARLA EN LA TRASTIENDA
Para Luis Ramos (El More o el Bigotes), el compás y el cante grande, se originaron en la campiña jerezana con denominación de origen.
Con una copa de vino
y una guitarra al compás
nacen los sentimientos
y el cante por solea
Lo primero que llama la atención al forastero estudioso, es que en Jerez hay mucho mamoneo en el cante y tabancos para turistas. Mucho flamenco de político. Esto duele al jerezano auténtico como es el More.
Manuel de los Santos Pastor “ Agujetas”, opina : “En Jerez, que se cree todo el mundo que sabe de flamenco, pues no le echa cuenta nadie y cuando van a escuchar flamenco está todo el mundo hablando o comiendo pipas. Porque se cree la gente que sabe pero no sabe ninguno. No sabe ninguno de cantar ni bailar».
Leo a Antonio Mariscal Trujillo: se ha “prostituido y deformado hasta lo inexplicable” algunas tradiciones, como la zambomba –“lo que hacen ahora los pubs y los bares es una zambomba sui géneris, porque eso era una cosa espontánea nacida de la confraternidad y la hermandad de los vecinos”- o la mismísima Feria: “Antes no era sólo una juerga para divertirse, era un sentimiento, una tradición y el lugar de encuentro de los jerezanos, y por eso lo vivíamos intensamente”.
“En torno a media botella de vino, se hablaba el jerezano, esa lengua que aunque muchos presumen de hablaría, muy pocos saben. Se han perdido sus dejes, sus dichos, sus refranes, sus citas, sus comparaciones… Ahora cuando entro a algún sitio a tomarme una copita y escucho a la gente, me doy cuenta que hay palabras y frases que no le pegan a nuestro vocabulario, que son sacadas de la televisión”.
LA CUARTA VIDA
El alma es inmortal, pero el espíritu no.
El alma es lo que en verdad la persona es, más allá de cuerpo; mientras que el espíritu es un mediador entre el cuerpo y el alma.
El alma tiene que ver con el aspecto emocional y con la vida misma de las criaturas, mientras que el espíritu es la fuerza que permite que el cuerpo funcione.
Un buen bebedor es aquel que escucha al sexto sentido que le dice: hasta aquí llegamos juntos.
Siempre he creído que el hombre es un ser ebrio de conocimientos, de experiencias, de compañías y de soledades. Inventó la bebida para convivir con los demás y consigo mismo.
La gente debería tener tres vidas. Una, para vivir, otra, para leer y experimentar, y otra para escribir. Mas una cuarta para vivir en Jerez.
Jerez de la Frontera, es una población seductora, fuerte, urbana, rural, y caprichosa.
Se dice que en Jerez hay dos tipos de señoritos: los que tienen dinero y los gitanos. Más los extraterrestres como yo.
Si no te veo en Jerez que sea por culpa tuya.
CURRANDOME JEREZ
La memoria ha de ser corta, la risa larga. Sólo lo inmediato cuenta.
¿Qué necesito? Y: ¿Qué me falta? Y la única respuesta es: nada, a mi edad ya lo soy todo.
Estoy en Jerez para atrapar los instantes, perseguir la sabiduría.
Para mí, no hay espacio aquí para los discursos, para la lástima. No hay espacio para los grandes ideales.
Sé muy bien que las banderas no arropan a los que se mueren de frío, sabedor con certeza que los himnos no sirven para bailar.
Suelen decir que la melancolía que se basa en la patria no tiene sentido en la cultura romaní, “volver a la patria” ¿Qué patria? Los gitanos no tienen hogar, solo una utopía y un largo camino que recorrer. Esto es falso, los gitanos de Jerez, son de Jerez, y muy de Jerez, como lo es el vino amontillado y su divino vinagre.
LA SOLEDAD ETERNA DEL TOCAOR
Siempre conservo curiosidad, interés y respeto por el que tengo delante, sea cual sea el desacuerdo que nos une. Negar el escucharle es volar puentes, cerrar puertas. No es mi estilo.
La verdad es que no soy capaz de inventar historias, pero sí de adornarlas.
Solo los poetas jerezanos se sientan con sus guitarras a soñar en los tabancos. Llevan consigo óxido profundo de tristeza, en su viaje al centro del alma.
Su toque huele a loco.
Desde que el diablo vive en Jerez, y habita en esta ciudad, bebe vino fino, toca las palmas, canta seguiriyas, peteneras y baila bulerías. En su ausencia, las maldades en la Tierra, las lleva una subcontrata.
Lo veo a menudo, y me mira fijamente a los ojos, sabedor que aún no es mi hora. El vino de la bota jerezana y el cante le exorcizan. La guitarra y el tocaor, lo mantienen a raya, y hacen el resto.
EL INICIO
La verdad total no existe, sino que cada uno la vemos de una forma.
En contra de lo que creemos, el paisaje urbano no es un decorado que está ahí al fondo sin aparente razón determinada, sino que es un espejo que nos refleja constantemente.
Jerez, ciudad mágica, llena de conocimiento antiguo, es lugar en donde abres una puerta a un territorio que no controlas.
¿Os habéis preguntado y propuesto, alguna vez, traspasar el pórtico al saber de las “Sociedades secretas jerezanas”?
Por este callejón se empieza.
VIERNES DE CRUJIO
En Jerez le hago frente a la vida sin esquivarle la mirada pues no hay referencia humana que me distraiga.
No todo el mundo comulga con su cante, claro, siempre estarán los gustos, pero es un artista que con frecuencia roza la genialidad, cautiva por su capa sonora fina y elegante, que barniza y envuelve todos los colores.
Recuerdo la gran noche de ayer, que ya es pasado, bajo la luna mora en el Alcázar, y me estremezco.
Hablo de Alonso Núñez Fernández (Rancapino Chico), cantaor de Chiclana (Cádiz).
SECRETOS DE JEREZ
Padre nuestro que no estás en los cielos y estas en Jerez. Tu guitarra es llave y símbolo de vida.
En ti, apuro la copa, la existencia y el cante.
Jerez tiene color y abundancia. Es alegre, hedonista, erótico y ardiente. En él afino los sentidos y gozo la vida con agradecimiento.
No temo en Jerez de la Frontera al sufrimiento, y en su mundo estoy listo para la dicha, consciente de que todo es pasajero.
El sufrimiento en Jerez es parte inevitable (y esencial) de la comunidad. Aquí quien es capaz de sufrir a fondo sin caer en la depresión o el cinismo, también es capaz de experimentar intensamente la felicidad.
Rezo a la Virgen de la Merced, patrona de Jerez para no tener la nariz colorada… Sin efecto, no me hace puñetero caso.
TRES TRISTES TIGRES EN CALLE ANCHA
La inteligencia viviente está en nosotros. La vida no es algo abstracto, todo es viviente. Hay que tener en Jerez, los ojos bien abiertos y las mangas de la camisa arremangadas.
Las cadenas de casualidades me persiguen.
Es una noche cálida de verano, amanecer de domingo, en pleno mes de agosto, vengo de alimentar mi espíritu con flamenco.
Ser sirviente de la casa del veinticuatro sevillano Pedro Tafur, esclavo mercenario nacido en la morería al servicio de Pánfilo de Narváez, y sabedor de Álvar Núñez Cabeza de Vaca (cuya obra y milagros hoy día se cuestiona), y un tercero de quien me guardo bien nombrar por sus villanías y tropelías como soldado de fortuna en el Nuevo Mundo, son tres existencias propias en vidas pasadas, que veo transcurrir sentado en un banco solitario a la vera del torreón y paño de muralla en la calle Ancha de Jerez de la Frontera. Son mis personales “Tres Tristes Tigres”.
Sigo camino por la calle Porvera abajo, acompañado por el soniquete de mis pasos a la par del bastón en el suelo. Jerez en la noche, ya dentro de poco de madrugada, me sabe y huele a historia, honor, desamor, puñaladas, daga y espada. Es el Jerez eterno.
PERDIDO EN LA NOCHE DE JEREZ
No hay que luchar sino caminar hacia donde uno quiere.
A noche, como gato garduño, me descolgué por el barrio de Santiago. En el patio del antiguo Colegio Carmen Benítez, la cantaora lebrijana Anabel Valencia, puso a todo el mundo a vibrar. Lo bueno se valora en Jerez y se aplaude en el barrio Santiago.
En la barra del chiringo que tiene puesto la peña flamenca Luis de la Pica, sirven los mejores montaditos de tortilla de papa de Jerez de la Frontera, y se bebe a discreción (léase a destajo), comportándose los asistentes como debe ser y escuchando “cosita guapa”.
El «Fin de Fiesta», estuvo atronador, digno de guardar en la retina y el corazón. — con Peña Flamenca Luis de la Pica.
NOCHE JEREZANA QUE SUPO A POCO
Todo buen cantaor gitano tiene un algo que embruja, muy diferenciado del payo. Fernando de la Morena en el Alcázar jerezano estuvo como es: de los bendecidos.
Al pie de una enorme palmera, y de fondo silueteada por las sombras nocturnas la majestuosa muralla, entendí al del barrio Santiago, sus palabras: “El cante es un sentimiento que se lleva dentro del cuerpo y hay que sacarlo a compás. Sin compás no hay cante que valga”.
JEREZEANDO
“Ynocente”, así se llama el vino fino fresquito que me sirve Victoria, en el tabanco “Peña los More”. Buen nombre de vino para una borrachera.
En Jerez de la Frontera, nunca dejo de sentir. Hay momentos llenos de éxtasis, de euforia, donde todo lo que percibo quiero multiplicarlo por mil. Me aferro a esos segundos, los vivo intensamente porque estoy aquí en Jerez, para existir, reír a carcajadas hasta que me duela la panza y disfrutar con su buena gente.
Absolutamente todo lo que tengo por vivir en Jerez, tiene un motivo de ser, aunque a veces me parezca imposible descifrar su por qué.
Todos sus sentimientos están, o los encuentro, dentro de una copa de vino por una razón.
Las cosas triviales en el tabanco Peña los More, pueden generar instantes de felicidad.
JEREZ IMPOSIBLE
El “nunca confíes en un hombre porque todos están hambrientos”, tiene muchas interpretaciones, es real en Jerez de la Frontera.
Un martes de semana cualquiera, poner pie dentro del Mercado de Abastos, es entrar a un paraíso de lujuria gastronómica, en donde explotan a tu vera los sentidos.
Aquí la gula se dispara, y no hay arrepentimiento, ni mucho menos enmienda. Todo es pecado del bueno, y el que esté libre de ello, que tire la primera piedra o pegue bocado.
TABANCO PLATEROS EN DONDE REINA EL BUEN VINO
Un santuario de complicidad y culto al vino sin complejos. Se siente aquí el alma de Jerez, en un ambiente desenfadado. Trato amable y orientativo. Es el fascinante mundo del tabanco jerezano.
Cervantes ya lo nombra en un poema de su libro «Viaje del Parnaso», al mencionar a la Gitanilla:
«Nunca se inclina, o sirve a la canalla
trovadora, maligna y trafalmeja ,
Que en lo que mas ignora , menos calla.
Hay otra falsa , ansiosa , torpe y vieja ,
Amiga de sonaja y morteruelo,
Que ni tabanco , ni taberna deja»
DIOSES SOBRE UN RUIDO
Crecer bien es esencial y si vas afrontando la vida con aceptación, con optimismo, una copa de oloroso y con una sonrisa, ganas seguro. Todo repercute en tu interior y exterior.
Nunca me he podido quejar de cómo me ha tratado la vida y menos ahora que vivo el presente en este remanso de población andaluza (Jerez de la Frontera).
Para los extraterrestres que nos gustan las motos, sin ser moteros, y admiramos glorificando a esos jóvenes montados sobre un ruido (léase motos), Jerez cuenta con un más que curioso “Paseo de la Fama”, en donde se rinde culto en este Olimpo jerezano (Capital Mundial del Motociclismo), digno de visitar y echar un vistazo.
JEREZ SEDUCTOR
La posición geográfica de Jerez de la Frontera viene determinada por 36º 42’ grados de latitud Norte, longitud -6º07’ y coordenadas: U.T.M. x = 755824065; y = 63717499. Más o menos, dependiendo de los vinos que lleves puestos en la Plaza del Arenal.
Todos estos datos son necesarios, entre otras cosas, para saber a qué tabanco he ido a parar con mi cuerpo serrano, recién caído de un “amarillo”(línea de autobuses), viniendo de vivir una temporada de estudios en Arcos de la Frontera. En numerología, astrología, ocultismo y otros saberes, la longitud y latitud transmiten una información valiosa.
Para los que vemos “información” hasta dentro de una chapa de Coca Cola, toparse con un carrusel o tiovivo, significa que se empieza un nuevo ciclo en nuestra vida. Los objetos que giran en torno a un eje, representan que entras en una nueva etapa.
Esto me sucedió desembocando de la calle Lancería a la Plaza del Arenal. Menuda alegría y buen presagio. Imposible no enamorarse de Jerez, su carrusel le aporta elegancia.
EL TESORO JEREZANO
La realidad es muy confusa, muy confusa.
Yo prefiero confiar en la información, en estar informado más que aconsejado
El tener acceso a los libros, a viajar —al mundo— y que te quieran, con esas tres cosas ya eres indestructible.
Lo curioso en Jerez, no son sus monumentos, ni su pasado, ni desempolvar recuerdos. Lo verdaderamente fantástico es esa persona que tienes a tu vera, en la barra de un bar, en el día a día. El tesoro de Jerez es su gente.
DICCIONARIO «PA» ANDAR POR «JERE»
En Jerez o se hace el guiri de alpargatas, trastrabillando tabancos de esquina a esquina, o verdaderamente te zambulles en él: «Ojana, sacáis, najar, jambo, jallipén, duquelas y lache».
Palabras del caló (o romaní, el idioma de los gitanos en España), que forman parte del acervo cultural jerezano.
BAR LA MODERNA
Yo, en Jerez de la Frontera me gusto mas, y eso que no tengo abuela.
Ayer pisé por primera vez el Bar La Moderna. Me dice uno de sus camareros, inmensamente grande y bien alimentado, que un transformafor cercano se ha chamuscado causándoles disgustos al no poder atender a su mimada clientela.
Otro currante del local me cuenta que el establecimiento tiene cien años, casi «na».
Tengo aquí que regresar por múltiples razones, una de ellas, ver un resto de muralla jerezana, la misma que hace de «Muro de las lamentaciones», ante el cual los asiduos sedientos, lloran de pena por todas las copas que dejaran de beber en este «sagrado» bar cuando dejen de existir.
EL GALLO AZUL OCULTO
El esoterismo del Jerez oculto pasa por el Gallo Azul, de mano de su arquitecto constructor Aníbal González, el Gaudí andaluz. A igual de este último, deja entrever las señas de la masonería en su obra del Gallo Azul jerezano.
AGUAS MENORES
En Jerez hay un negocio hostelero (La Moderna), en cuyo fondo del local encontramos un cacho de la histórica muralla.
El paño de muralla marca tanto los espacios externos como internos de la antigua ciudad. Uno puede beber y comer en lo que sería la parte exterior de la población, como igualmente hacer aguas menores en lo que fue el lado interior de la ciudad, ya que los servicios urinarios están en esta área. Y todo sin salir del establecimiento. Esto si que es un viaje en el tiempo en este bar jerezano.
RATÓN DE BIBLIOTECA
«Tu entierro será mañana.
Pero sigues delirando lir
Deliran—»
De interpretación de documentos sabemos algo, el tener años y ser ratón de biblioteca da galones en estos menesteres. Es cuestión de desentrañar lo que tranportan los números. Este, por ejemplo, del Proyecto de Cementerio Católico, nos permite cotillear la estratificación social del Jerez de aquel entonces: tres clases para realizar cómodamente el último viaje al Más allá.
MONTADITO POR BULERÍAS
En Jerez de la Frontera, es difícil no estar a gustito. No hay ni final ni principio, sólo la infinita pasión de la vida misma.
Cuando va arrimando la una de medio día, escucho a un marciano saleroso haciendo palmas sin compás dentro del estómago, es ese el preciso momento de sumergirme en cualquier tugurio de la parte vieja de Jerez, la misma que tiene aire de zoco medieval, para darme un tentempié “frugal” con un montadito de carne mechada y vinito. Luego a continuar el camino, ya recuperado, por este mundo tan sufrido.
En este tiempo terrible, en los que cualquier disidencia es señalada como una traición, llevo mi vida formando parte de minorías. Una minoría privilegiada.
Vivir en Jerez, se convierte en algo mágico. Aquí me siento como si estuviera de vacaciones. Es lo mejor que te puede pasar en el trabajo, que parezca que no estás trabajando.
Empezando mi vida sacrificada de penitencia y recogimiento en Jerez, haciendo «senderismo» de tabanco…
Descubrir que el mundo es cuadrado y el universo entero se encuentra en el interior de un vaso de vino jerezano, son cosas que nos depara el destino…
PLAZA DEL CABALLO, JEREZ DE LA FRONTERA
Es un reconocimiento al caballo jerezano; representa a un caballo y una yegua en bronce sobre un montículo, obra del escultor Antonio Navarro Santafé, artista renombrado, una de cuyas obras más conocidas es la Estatua del Oso y el Madroño situada en la Puerta del Sol de Madrid.
Mientras me doy un garbeo por la plaza, me es imposible evitar recordar que los arcenses dicen que los caballos de Jerez provienen de yeguada de Arcos de la Frontera. Yo mejor no digo ni pio, vaya a ser que no me dejen entrar en la localidad, y me facturen devuelta, empaquetado, cobro revertido, al reino de los “pajarracos”.