EL ROBO DEL CRISMÓN DE BAENA

En los primeros años, la cruz se exhibía en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, donde se convirtió en una de las piezas más destacadas de su colección. Sin embargo, en 1993, la cruz desapareció misteriosamente. Desde entonces, el robo de la cruz ha sido un misterio sin resolver. Se han realizado diversas investigaciones, pero no se ha podido encontrar ningún rastro de la cruz.

Así ha sucedido, y así me lo han contado: “La noche era oscura y silenciosa en el Museo Arqueológico Nacional. El vigilante hacía su ronda habitual, sin sospechar que en una de las salas se escondía un ladrón con una misión muy especial: robar el crismón de Baena, la cruz cátara que había sido hallada en la villa de Íscar, entre Castro del Río y Baena, y que era uno de los símbolos más conocidos de esta población cordobesa. El ladrón era un descendiente de los cátaros, los cristianos herejes que habían sido perseguidos y exterminados por la Iglesia católica por predicar un evangelio más puro y auténtico, basado en el amor y la renuncia a los bienes materiales. El ladrón consideraba que el crismón de Baena era una reliquia sagrada de sus antepasados, y que debía ser devuelta a su lugar de origen, donde podría ser venerada por los pocos cátaros que quedaban en España.

Esperó a que el vigilante pasara de largo, y entonces salió de su escondite. Con cuidado, se acercó a la vitrina donde estaba expuesto el crismón, una cruz formada por las letras griegas alfa y omega, que simbolizaban el principio y el fin de todas las cosas. Con una herramienta especial, abrió la cerradura de la vitrina y cogió el crismón con delicadeza. Lo envolvió en un paño y lo guardó en una mochila. Luego, se dirigió a la salida más cercana, donde le esperaba con un coche.

Escapó del museo sin ser visto, y se subió en el coche. El cómplice arrancó el motor y se alejó a toda velocidad. El ladrón miró por la ventanilla y sonrió. Había logrado su objetivo: recuperar el crismón de Baena, el tesoro de los cátaros”.

La conexión entre los cátaros y el robo de la cruz de Íscar es evidente. Sin embargo, no está claro quién o quiénes fueron los autores del robo. Es posible que fueran cátaros, pero también es posible que fueran agentes de la Iglesia católica o de alguna otra organización.

Por un lado, está la motivación religiosa. Los cátaros creían que la cruz de Íscar era un símbolo sagrado que representaba su fe. Para ellos, el robo de la cruz era una forma de desafiar a la Iglesia católica y de promover sus creencias.

Por otro lado, está la motivación económica. La cruz de Íscar era una pieza de gran valor histórico y artístico. Su venta en el mercado negro podría haber supuesto un gran beneficio económico para los ladrones.

También es probable que el robo de la cruz estuviera motivado por una combinación de factores religiosos y económicos. Es posible que los ladrones fueran cátaros que buscaban recuperar una pieza sagrada para su comunidad, pero que también vieron la oportunidad de obtener un beneficio económico.

Algunas personas, biempensantes, encontraron en la desaparición de la cruz un reflejo de su lucha contra las estructuras de poder eclesiástico y la búsqueda de una espiritualidad más pura y desprendida. Ver EL CRISMÓN DE BAENA, EL SECRETO JAMÁS CONTADO.