
Noche de Susurros en la Ciudad del Apego Eterno. Así fue. Así fue. Así ocurrió. Así me lo contaron: En el corazón sombrío de Jerez de la Frontera, donde las callejuelas susurran secretos olvidados, y las sombras danzan con una oscura melodía, se encuentra el barrio San Miguel. Entre sus callejas estrechas y edificaciones antiguas, hay un rincón que despierta temores ancestrales: la Casa Del Cristo, un edificio que fue en otro tiempo el ominoso «Hospital de Mujeres Incurables» construido en 1734.

Es en la oscura envoltura de este edificio se gesta un fenómeno que conmueve la razón y eriza la piel de los vecinos. Las historias se entrelazan en los muros de piedra, narradas por los valientes que se atreven a hablar en susurros en el bar que hace esquina en la Calle del Pollo.

Las luces mortecinas iluminan el rostro preocupado de Antonio, un anciano que ha vivido toda su vida en el barrio San Miguel. Mientras las copas tintinean y las risas flotan en el aire enrarecido del bar, Antonio relata con ojos inquietos la presencia que acecha en la Casa Del Cristo.

«Es una mujer, dicen, una figura que se desliza entre las sombras. Su rostro lleva la marca de la amargura y su cabello, desordenado como los recuerdos que atesora», susurra Antonio, su voz ahogada por el miedo y la fascinación.

Las leyendas del barrio cuentan que el espíritu atormentado pronuncia palabras apenas inteligibles: «Me la quieren quitar». Las paredes de la Casa Del Cristo resuenan con sus lamentos, mientras la ciudad duerme y el viento lleva consigo sus quejidos hacia los rincones más oscuros.

En la casa, ahora, la maldición persiste. Los vecinos, marcados por supersticiones, evitan cruzar la mirada con el edificio. Las noches son testigo de sombras que se retuercen en el suelo, mientras los gritos del pasado se mezclan con la brisa nocturna.

«La Casa Del Cristo es una herida abierta en nuestro barrio», murmura Carmen, una mujer de mediana edad cuyos ojos guardan la huella del miedo. «Se dice que la mujer busca proteger lo que una vez fue suyo, una propiedad que resiste a la invasión de los vivos».

La ciudad se encuentra sumida en la incertidumbre, y las historias de la mujer del cabello desordenado se extienden como el humo de una vela en la oscuridad. En los callejones estrechos yacen los cimientos de leyendas que se mezclan con el aroma añejo de la tierra.

Es una noche de inquisición, donde decidimos enfrentarnos a la Casa Del Cristo, armados con valentía y temor. El viento sisea mientras nuestros pasos resuenan en la desolación. Sombras se despliegan en cada rincón, y el eco de susurros ininteligibles nos envuelve.

De repente, en la penumbra, la figura de una mujer emerge. Su rostro, una máscara de tristeza eterna, nos observa con ojos que parecen contener siglos de pesar. El cabello se agita como si fuera una extensión de su tormento.

«Me la quieren quitar», murmura con una voz que se desliza entre las sombras y se entrelaza con el viento. Sus palabras flotan en el aire, cargadas de una desesperación que trasciende el tiempo.

La mujer fantasmal actúa con la intensidad de un drama ancestral. Nos sentimos atrapados en un conflicto que trasciende la vida y la muerte, donde las querencias del ser humano se entrelazan con el destino de la ciudad. La Casa Del Cristo, ahora testigo de nuestra presencia, parece exhalar susurros de resistencia.

«¿Quién eres?», preguntamos, aunque la respuesta ya resuena en la atmósfera cargada. La mujer del cabello desordenado nos contempla con ojos que reflejan la tragedia de un apego eterno, un vínculo que ni la muerte puede romper.

La noche se prolonga, y con cada minuto, la historia de la Casa Del Cristo se teje más profundamente en el tejido de la ciudad. En el Jerez tétrico y siniestro, las apariciones no son simplemente espectros errantes; son las querencias inmortales que reclaman su lugar en la penumbra de la memoria colectiva.

Al abandonar la casa embrujada, nos sumimos en el silencio de la noche, llevando con nosotros el eco de la mujer del cabello desordenado. Jerez de la Frontera, con sus callejones oscuros y su historia entrelazada con lo sobrenatural, guarda secretos que solo aquellos dispuestos a enfrentar el misterio podrán desentrañar.