Proyecto Blue Beam en Andalucía: Conspiración Global en el Corazón de Jerez

Así fue. Así ocurrió. Así me lo contaron:  Jerez de la Frontera, 14 de octubre. La tarde se deslizaba con esa calma espesa que solo el sol andaluz sabe cocinar sobre las piedras viejas. Pero en medio de esa rutina dorada, un detalle minúsculo —un pendrive metálico, olvidado junto a una copa de fino— terminó alterando el pulso de toda la ciudad.

Antonio, camarero veterano de El Tabanco, lo encontró sin aspavientos. “Lo dejé en la caja, por si alguien volvía a buscarlo”, cuenta con ese tono entre el deber cumplido y la superstición de quien teme despertar algo dormido. Nadie regresó. El misterio, sin embargo, no tardó en hacerlo.

Fue su sobrino —un muchacho curioso, de esos que creen que los secretos del mundo caben en una carpeta comprimida— quien abrió el archivo. En la pantalla apareció un título casi cinematográfico: “Proyecto Blue Beam (NASA): El legado de SergeMonast.

Aquello no era el típico informe de oficina ni una colección de fotos familiares. Eran documentos y audios que hablaban de hologramas celestiales, telepatía masiva y un supuesto plan mundial de manipulación colectiva.

Según Monast, periodista canadiense y profeta involuntario de los años noventa, el Blue Beam sería una conspiración urdida por las altas esferas —NASA incluida, claro— para instaurar un nuevo orden global. El método: hacer creer a la humanidad que los dioses regresan… proyectados en alta resolución sobre el cielo. Una herejía con presupuesto.

Los archivos hallados en el pendrive detallaban las cuatro fases del proyecto con una mezcla de fervor y paranoia casi literaria. Primero, la Revaluación Arqueológica: terremotos artificiales para “descubrir” ruinas falsas que reescriban la historia sagrada.

Luego, el Espectáculo Espacial: un teatro de luces divinas en el firmamento, diseñado para unificar religiones bajo una sola ilusión. Después, la Comunicación Telepática: voces en la mente, cortesía de ondas de baja frecuencia. Y, finalmente, las Manifestaciones Sobrenaturales: milagros manufacturados al servicio del miedo.

Nada nuevo para el folclore digital, pero suficiente para incendiar las redes locales. En Jerez, donde el rumor corre más rápido que el vino, el asunto se convirtió en tema de sobremesa. Algunos juraban haber visto luces extrañas sobre la Bahía de Cádiz; otros decían que todo era un juego viral o un experimento social.

Nadie lo sabía, pero todos opinaban. ¿Quién dejó aquel pendrive en El Tabanco? ¿Un investigador en fuga, un bromista con imaginación o un creyente que confundió el fino con la fe?

El misterio crece, precisamente, porque su escenario es tan improbable. Jerez, tierra de sol y uva, convertida de pronto en epicentro de una conspiración cósmica. La ironía es perfecta: el lugar donde fermenta el vino podría ser también donde se destile la paranoia. Quizá, dentro de unos días, una nube con forma de cruz ilumine el cielo y los jerezanos levanten la vista, dudando si se trata del atardecer o del inicio del Blue Beam.

O quizá no ocurra nada, y el pendrive acabe olvidado en un cajón, junto a tantas otras promesas del apocalipsis digital. En cualquier caso, la historia ya ha cumplido su propósito: recordarnos que, en tiempos de pantallas y sospechas, cualquier mesa de bar puede esconder un portal hacia lo imposible.

Nota: La Realidad no existe, todo es ficción.