LA PUERTA DEL CIELO, ANGELES Y ALMAS DEL PURGATORIO


(Puerta del Cielo,Sanlúcar de Barrameda, Iglesia de los Franciscanos)

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Cuando niño tenía cierta gran preocupación que me perseguía por todos los rincones de mi infancia y consistía, una vez descartado el cielo, no llegar a ser lo suficientemente malo para no poder ir al infierno.
Había en casa de mis padres, un cuadro del cual solo recuerdo, borrosamente, varias imágenes de almas del purgatorio achicharrándose mientras rezaban o cantaban bobaliconamente. Eso de estar en la barbacoa, vuelta y vuelta, a fuego eterno cantando, como que no era lo mío. A la par y, por aquel entonces,  no me alcanzaban los dedos para contar los ángeles y arcángeles que Dios tenía a su disposición, aunque no sabía a ciencia cierta en qué les eran útiles, si el mandamás en la Tierra era “el patas” o el demonio.
A estas dos preocupaciones infantiles se le sumaban: el cómo serían las puertas del cielo, las mismas que nunca traspasará por estar irremediablemente en pecado, sin salvación o redención posible, debido a una descontrolada y reiterativa obsesión por las “manuelas” monumentales de la madre de uno de mis compañeritos de juegos. Vicio del que no he podido despegarme ni aun llegando a viejo. Todo lo contrario, me temo que se intensifica arribada la primavera con sus olores de azahar y los calores, preámbulos del verano.
Lo anterior viene a cuento porque andando y desandando entre cirios, inciensos e iglesias he descubierto dos obras de arte muy especiales no obstante que su estado de conservación dista mucho de ser el más adecuado. Más toparme con la mismísima puerta del cielo, si bien me temo cerrada a cal y canto para este que les habla.


“HERARCHA ANGELORUM” (XVII)  Iglesia de San Nicolás, Sanlúcar de Barrameda, Cádiz. Una de las pinturas más curiosas de la parroquia de San Nicolás es la que representa las distintas familias jerárquicas de los ángeles.
Un conocimiento que hasta el siglo pasado estaba sólo restringido a los círculos esotéricos secretos, ha revelado que según la cábala hebrea, existen 72 atributos o cualidades que rodean a Dios y que están a disposición de los hombres para atender sus necesidades evolutivas. Son los 72 ángeles o genios, cada uno de los cuales tienen un nombre ritual, y según la cábala se relaciona con una energía zodiacal determinada y debe ser invocado en estrictos horarios planetarios. A cada ángel se le atribuye también una invocación precisa, que es un salmo del Antiguo Testamento, haciéndose presente en forma inmediata ante este llamado.
Los Ángeles son los intermediarios entre Dios y los hombres por lo tanto, para traer a la tierra el mensaje divino requieren de alas; de este modo pueden «moverse» entre el cielo y la tierra. Así es como el hombre se los ha imaginado, así es como se facilita su comprensión: a través de la figura antropomorfa alada.
Esta marabunta de información angelical está llevando a muchas personas a descreer en los Ángeles, a tomarlos menos en serio, como una faceta más de la tristemente New Age. Y precisamente, en cuanto a los Arcángeles, tenemos mucha más confusión, errores y despiste.
Las tres principales religiones del mundo occidental (judaísmo, cristianismo e islamismo), así como prácticamente todos los sistemas de creencias religiosas del mundo entero, incluyen a seres celestiales en sus cosmologías. Los ángeles, como los humanos, pertenecen a familias o grupos que se diferencian por sus niveles vibratorios. En las jerarquías angélicas lo superior se entiende no como «mejor» sino como más sutil. Los textos de ángeles más conocidos los disponen en tres «esferas» o «coros», ya que sus voces cantan alabanzas a la Creación componiendo la «música de las esferas«, explicada en los textos herméticos como la vibración básica del Universo. Comenzando por los más próximos a Dios y terminando con los más cercanos al mundo físico.
No hay una manera correcta de percibir a los ángeles. Se manifiestan de mil modos diferentes a diferentes personas, con apariencias que son sumamente personales según cada individuo. Se comunican con nosotros en nuestros sueños, normalmente los vemos como figuras sabias o protectoras que nos prestan consejo o ayuda o simplemente nos hacen felices con su sola presencia; pero a veces los vemos como ángeles en la imagen de seres perfectos, espléndidos y de una belleza absolutamente pura. Durante las horas de vigilia también podemos percibirlos bajo determinadas circunstancias. Algunas personas sienten su presencia físicamente, como un escalofrío o un cosquilleo en la nuca, como «piel de gallina» en los brazos o como una sensación de calor más o menos intensa; algunos pueden ver fugazmente alguna luz, una figura alada, simplemente algún desconocido que les resulta extrañamente familiar, otros pueden escuchar sonidos sutiles como campanitas o percibir un perfume o aroma agradable sin ningún motivo aparente. Las apariciones inesperadas de ciertos animales o las sincronicidades que nos llevan a leer mensajes que forman parte de otros contextos como anuncios o titulares de periódicos, son también subterfugios que utilizan nuestros ángeles para entrar en contacto con nosotros.


(Las Ánimas Benditas del Purgatorio, Sanlúcar de Barrameda)

Las Ánimas benditas según los mitos y leyendas gaditanas son espíritus que vagan en el plano terrenal. Son las almas de las personas que han muerto sin pecado mortal pero que han cometido pecados leves no perdonados o, graves ya perdonados en vida pero sin satisfacción penitencial de parte del creyente, tienen que purificarse de esas manchas a causa de la pena temporal contraída para poder acceder a la visión beatífica de Dios.
Debido a que todo aquél que entra en el Purgatorio terminará entrando al Cielo tarde o temprano, el purgatorio no es una forma del Infierno. Las plegarias a Dios por los muertos, la celebración de eucaristías y las indulgencias pueden acortar la estadía de una o varias almas que estén en dicho estado.
El tipo de penas que se padecen son equivalentes a las del infierno, en el sentido que se siente la lejanía de Dios, pero no son eternas y purifican porque la persona no está empedernida en una opción por el mal. Por eso el Purgatorio es la purificación final de los elegidos, la última etapa de la santificación.
En la provincia de Cádiz, se trata de toda «alma» con algún pecado, que no ha realizado en vida la suficiente penitencia como para entrar directamente en el cielo.
Existen varias formas de «redención» en los pueblos gaditanos: Primero, ya sea encargándose la Misa a un sacerdote, u ofreciéndole mentalmente por un difunto. Segundo,  cuando comulgan (reciben a Cristo), pueden ofrecerlo por reparación de las almas que les falta algo por purificar.
En Cádiz se pueden pedir favores a Las almas benditas del purgatorio, se trata, ni más ni menos, que de un peculiar chantaje a estas «almas errantes», favor con favor se paga…. El método es simple, se realiza una petición a las Ánimas, a cambio de rogar por su eterno descanso, llevarles flores, velas encendidas (que eleven su espíritu), quemar incienso.
«Oh, mis trece Ánimas Benditas, a ustedes pido por amor de Dios, que sea atendido mi ruego, Mis trece Animas Benditas, sabias y entendidas, a ustedes pido por la sangre que Jesús derramara, que mi ruego sea atendido. Mi Señor Jesucristo, que a ustedes protege, me cubra con vuestros brazos y proteja con vuestros ojos. Oh Dios de bondad, Tu que eres mi defensor en la vida y en la muerte, pido que me liberes de las dificultades que me afligen. Oh mis trece Animas Benditas, sabias y entendidas, alcanzadas las gracias que pido (peticion) quedare devota suyas y mandare publicar esta oración y rezar un Padrenuestros y un Avemarías durante trece días. Agradecida.»

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