LA SAETA RELIGIOSA EN JEREZ DE LA FRONTERA

No soy creyente, si espiritual. Según san Agustín: quien canta, reza dos veces. En Jerez la sístole y la diástole de la saeta se potencian, se disparan energéticamente si la escuchamos en la iglesia de San Miguel o en San Mateo. Tu ser se concilia. Es una experiencia única y personal. En estos dos espacios sentimos el alineamiento de los chakras, y visualizamos las energías fluyendo en el lugar, armonizando y limpiando las células de nuestro cuerpo. Los templos cristianos de San Mateo y San Miguel, abren una puerta, un umbral a otros mundos, en donde las personas sensibles experimentan desconexiones de la realidad.

Antiguamente, entre el siglo XIV y XV, con el ánimo de convertir a las gentes, los franciscanos cantaban por las calles unos versos que decían: «Quien perdona a su enemigo / a Dios gana por amigo»; «En asco y horror acaba / todo lo que el mundo alaba»; «Dios vengará sus ofensas / el día que menos piensas»; «¿Cómo se piensa salvar / quien no quiere confesar?». Se llamaban saetas penetrantes o del pecado mortal porque provocan un enorme impacto moral en el auditorio: un flechazo. En tanto los franciscanos anduvieron fundando cofradías aquí y allá, estas saetas entraron a formar parte de las prácticas devocionales, y pasaron de cantarse a la gente a cantarse a las imágenes.
Sin duda alguna, no parecía oportuno pedir que se alejaran del todo de los vicios del mundo, por esto las letrillas empezaron a relatar hechos de la Pasión. Estas saetas se llaman llanas o lisas, porque se cantan en algo parecido al tono recto. Tienen entre cuatro y seis versos octosílabos y las cantaban los hermanos de las cofradías, en los templos y en las procesiones, a modo de oración pública. Es una saeta sobria, que no se aplaude.

«En una cruz lo pusieron,
desnudo y descoyuntado.
Hiel y vinagre le dieron,
con sarcasmo se mofaron
y en el rostro le escupieron».

Las saetas modernas en Jerez de la Frontera, son saetas flamencas, que se cantan por seguiriyas o carceleras (martinetes).