Todo Arcos de la Frontera es historia viva, y en esta población, los grafitos históricos son incisiones, dibujos, firmas o cualquier otra información que generaciones pasadas dejaron sobre muros de edificios o casas hoy históricas que por su antigüedad tienen un gran contenido documental.
Los grafitos son un medio de expresión social. Se documentan sobre enlucidos o sobre sillares y ladrillos de edificios religiosos y civiles, iglesias, torres, aljibes, palacios o viviendas, que albergan en sus muros manifestaciones de este tipo. En ocasiones se encuentran superpuestos con otros grafitos más recientes. Son signos o dibujos únicos, que constituyen un excepcional documento histórico. Para realizarlos se utilizan pinturas, lápices u objetos apropiados para ejecutar incisiones. La documentación de estas manifestaciones permite conocer la mentalidad de grupos sociales, que habitualmente no aparecen en las fuentes escritas.
Los grafitos históricos, son manifestaciones espontáneas y personales, que responden a veces, a los sentimientos más íntimos del autor. Tanto los de épocas pretéritas como los de nuestro pasado más reciente, constituyen un patrimonio histórico y cultural, a veces invisible para algunos, que bien merece ser estudiado, protegido y divulgado.
El estudio de los grafitos históricos (existentes en murallas, castillos, iglesias, monasterios…) nos aporta información de primera mano de momentos determinados de realidades concretas, de las personas que los realizaron e incluso del edificio que los contiene.
De los motivos descubiertos en la casa de C/ Alanises 5, destaca la temática tan variada que muestran y ofreciendo unos resultados cronológicos.
Se trata de una de tantas viviendas que en el siglo XVI se construyeron en esta zona de Arcos de la Frontera, aunque en algunas ocasiones se ha podido comprobar que son el resultado de las reformas o ampliaciones efectuadas sobre antiguas casas moriscas. Muchas de estas casas mantuvieron las características básicas de la arquitectura residencial en distintos momentos del siglo XVI, debieron de realizar importantes modificaciones, en base a normas dictadas por los cristianos. Por ejemplo, la eliminación de saledizos y ajimeces, que dificultaban el paso por las angostas calles, o el sistema de acceso en recodo desde la calle al interior de la vivienda, ya que se obligó a los moriscos a tener abiertas las puertas de sus casas, con objeto de poder observar si seguían manteniendo ritos y costumbres islámicas en su interior.
Hallamos por un lado, motivos que podemos relacionar con una sociedad claramente islamizada, como las rosetas de carácter mágico o profiláctico.
La importancia de las rosetas, radica en que constituyen verdaderos bocetos geométricos de diseños decorativos, trazados en el enlucido del muro por un artesano o alarife diestro en el uso del compás. Observando los grafitos, podemos rastrear los pasos seguidos por el alarife para llegar a conseguir los motivos más complejos, círculos concéntricos, para finalizar con complicadas combinaciones de todos estos elementos.
Se trata de una auténtica “clase de geometría”, destinada quizás, a la elección de distintos diseños decorativos, de clara tradición islámica, para aplicar en algún otro lugar de la casa, posiblemente en un zócalo.
Respecto al barco descubierto, decir que la arquitectura naval que ofrece es de clara tradición medieval, aunque por el contexto donde aparece, hemos de situarlo en el siglo XVI.
Pudiera tratarse de una embarcación emparentada con los barcos redondos del tipo carraca o nao. El mar se encuentra a varios kilómetros de distancia de Arcos de la Frontera, por lo que las embarcaciones no se pueden considerar como elementos cotidianos en la vida corriente de los oriundos del lugar.
De las personas que realizaron los grafitos sabemos muy poco, pero está claro que hay más de una autoría. La altura a la que se realizan los grafitos es variada, pero en general suelen estar a partir de 1,50m desde el suelo. Esta es una de las razones para pensar que no son niños pequeños los autores de estos grafitos, además de su complejidad: grafitos de círculos concéntricos, algunos con arcos entrecruzados.
La casa morisca sita en calle Alanises número 5, en Arcos de la Frontera, es un ejemplo de tipo doméstico en el barrio morisco. Constituye un testimonio de la población morisca-mudejar, que utilizó el arte en la ornamentación, así como en los espacios de sus casas. El inmueble aprovechaba elementos de una construcción realizada previamente, hasta llegar a la edificación morisca y su adaptación durante el siglo XVI, momento que se puede relacionar con el gran cambio urbanístico que supuso la expulsión, tras la que se reorganizó el urbanismo de Arcos.
Los siglos durante los que los musulmanes vivieron bajo el status de mudéjares, siguieron generando muestras de su propio acervo cultural. El mudéjar arcense es una buena prueba de cómo evolucionó ese patrimonio, manteniendo la identidad cultural islámica. Y eso, a pesar de que la aplicación de la pericia técnica de los mudéjares estaba regido por la voluntad y los fines de los monarcas y nobles cristianos (Iglesias, conventos y algunas construcciones de uso civil), y no ya por las antiguas clases dirigentes musulmanas, emigradas al Magreb junto con las antiguas élites políticas y culturales.
El período que hemos dado en llamar morisco generó otros restos patrimoniales acordes con su nueva realidad de minoría oprimida y acosada.
En el paño exterior de la iglesia de San Pedro, a través de una serie de trazos sencillos los moriscos expresaron sentimientos y estados anímicos, que aunque ahora nos es difícil poder interpretar, no deja por ello de tener un gran valor cultural. Son manifestaciones del hombre, como ser social, condicionado por un medio sociopolítico muy determinado, en el caso concreto de los grafitos. Signos apotropaicos, contra el mal de ojo, o bien con atribuciones cosmológicas y alquímicas. Se aprecian rosetas que llegan incluso, a alcanzar el número de siete (número cósmico y sagrado en el Islam).
El trisquel o triple espiral consiste en un símbolo geométrico y curvilíneo formado por una cruz de tres brazos en espiral que se unen en un punto central. Representa el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu. Este símbolo que personifica la divinidad para muchas culturas, las tres espirales tendría también el significado del movimiento perpetuo de la energía divina: fuerza, sabiduría y amor. En los antiguos Egipcios esta triada está personalizada por Osiris, Isis y Horus su hijo el dios solar. Es también un símbolo para el budismo tibetano es “El disolvedor de la oscuridad”, en la India se le conoce como Chintamani ”Símbolo de la felicidad”
El trisquel interpreta la evolución y el crecimiento. Protagoniza el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu. Manifiesta el principio y el fin, la eterna evolución y el aprendizaje perpetuo. Entre los druidas simbolizaba el aprendizaje, y la trinidad Pasado, Presente y Futuro.
Los grafitos de Arcos de la Frontera, entendidos en su concepto más amplio, nos ofrecen una información preciosa imposible de conseguir mediante otros recursos metodológicos. Son una extraordinaria reserva de documentación gráfica que contiene abundante información para el análisis tanto de la cultura material como de la historia de las mentalidades de una época.
Por su antigüedad tienen una gran contenido documental, manifestaciones de carácter popular. Los investigadores han trabajado del suelo para abajo, ahora y desde un tiempo relativamente cercano se hace de suelo para arriba: lo que vemos también, las paredes intentando reconstruir la historia de las casas. Anteriormente no se consideraban los grafitos dignos de ser registrados o documentados.
Tanto el hombre de ayer como el de hoy han querido dejar su huella. En el estudio de los grafitos se puede llegar a reconstruir diversas formas de vida, la manera de entender la religión o la cultura popular de un pasado histórico.
Documentación:
Vicente Vazquez Hernandez, Rosa Galvan Castaño, José Ignacio Barrera Maturana, otros
Fotos: J.M. Pérez Gómez
Un comentario en “GRAFITOS HISTÓRICOS EN ARCOS DE LA FRONTERA –CASA MORISCA –IGLESIA DE SAN PEDRO”