Ver la realidad con otros ojos que te apartan del camino oscuro te pueden conducir a una perspectiva más luminosa.
La antropología nos da a conocer y entender la magia y la brujería del pasado, en donde fuentes de saberes dieron fama a la población de Arcos de la Frontera (Cádiz) a inicios del siglo XVI.
En Arcos se practicaron artes mágicas de todo tipo y aun en nuestros días, en ciertas casas, se conservan cráneos y huesos humanos para diversas “interpretaciones”. Aquí, las artes mágicas de claras influencias musulmanas y judaicas, se las conoce desde la antigüedad, aunque no son un patrimonio único en su tiempo de esta población.
Son varias las leyendas en Arcos de la Frontera, en donde se contemplan la participación de hechiceras y sus pócimas, también procesos inquisitoriales que terminaron con castigos en la hoguera. Dentro de las “leyendas” destacan las extracciones de las grasas humanas y muy en especial “La Mano de Ahorcado” o “Candelabro del Diablo”.
La “Mano de Ahorcado” la hacían las brujas locales cortándole a un ajusticiado la mano izquierda robada directamente en su tumba, posteriormente la introducían en aceite para después secarla cuidadosamente a partir de la siguiente luna menguante. Una vez ya con la mano seca (momificada), con ella hacían un candelabro de cinco velas, una por cada dedo. Se decía que esta mano permitía darles el poder de hacerse invisibles, abrir puertas a dimensiones paralelas y otras “cosas”…