Si en las ciudades de la posguerra española los homosexuales lo pasaron mal, en el medio rural fue aun peor. Desde niños debían aprender a disimular, a no dar pistas, el acoso escolar podía ser el menor de sus problemas.
Para una familia tener un hijo homosexual era un deshonor, si además el padre era falangista, militar o pertenecía a la benemérita, el niño deshonraba a todo el cuerpo. Jamás se podía confesar a un padre este problema, ni dar pistas, las palizas estaban aseguradas. Muchos niños y jóvenes homosexuales tuvieron que oír en boca de sus padres: «Antes prefiero a un hijo muerto que maricón». El único camino era el silencio. Desde temprana edad se debía optar por las apariencias, por interpretar un papel que no era el suyo, ser un duro flecha en la OJE o un piadoso monaguillo en la iglesia.
Arcos de la Frontera es un municipio donde la poesía se afianzó gracias a los versos de un joven que mantenía buena relación con escritores y una intensa actividad en las revistas literarias. Sus allegados, y también poetas, descubrieron que la poesía de Julio era capaz de oscurecer las propias. Y, aunque le alababan en público, a hurtadillas taponaban una creación que respiraba verdad y pureza.
Hasta algunos años después de su muerte, en 1977, Julio Mariscal Montes, no era más que un «puto maricón». Y, como suele suceder, se murió sin que nadie le valorara y despreciado por casi todos por su inclinación sexual.
Tras un desengaño amoroso que le trastornó, a mediados de los años sesenta regresó a su Arcos de la Frontera para dejarse morir. De este íntimo proceso de auto destrucción dan testimonio las dos ediciones de Corral de muertos (1953, 1972), primer y penúltimo libro de un poeta existencial ubicado al filo de las dos generaciones de posguerra.
Bajo título y lema unamunianos, Corral de muertos ofrece una reflexión intimista y serena sobre «cómo se pasa la vida, cómo se llega la muerte, tan callando», en torno a un memorial de vidas diminutas: el pañero, la costurera, el labrador.
La ironía trágica y el contraste parecen ser los criterios que presiden tanto los poemas como el conjunto. Lo curioso es que, entre los poemas que se añaden, el poeta incluye una elegía al amante que le rompió el corazón («Curro Arillo»), que en realidad no había muerto, y aprovecha también para certificar su propia muerte.
Julio Mariscal (1922-1977) optó por el aislamiento, por un lento y terrible suicidio. Queda huérfano a los 11 años de edad, siendo desde entonces su gran refugio afectivo su madre, a la cual veneraba, ella será su refugio, pero también la causa de la negación de su propia sexualidad y de una exagerada religiosidad.
Pronto descubre que su sexualidad va por distinto camino que sus convicciones religiosas y sociales, lo que le marcará para siempre un carácter reservado y tímido. Estudia en Cádiz, obtiene el título de maestro nacional, funda la revista «Alcaraván» donde publica sus primeros poemas, generalmente de contenido religioso, aunque jamás se atreve a leerlos en voz alta.
En 1957 la Ley de Vagos y Maleantes cae sobre él siendo profesor en Paterna, debe abandonar su plaza de maestro, la acusación es de «escándalo público». El poeta se autodestierra y se encierra aún más en su armario, dejándose vencer por el decaimiento y la depresión. La poesía es su único refugio.
En su pueblo, Arcos de la Frontera, se le ridiculiza aunque se le acaba aceptando por ser de una familia «de bien». Le llamaban Julito, un diminutivo que generalmente se utilizaba para ridiculizar a las personas homosexuales.
Siempre consideró que su homosexualidad era un defecto, la religión le motivó además un profundo sentimiento de culpa, jamás pudo vivir su sexualidad de forma gozosa. Sus biógrafos hablan de amantes ocasionales y siempre dentro de la más absoluta discreción, aunque por Arcos las coplas populares hablaban de jóvenes que salían por su ventana a la madrugada.
Sus últimos años los pasa en su Arcos natal, llevando una vida rutinaria como maestro, su cansancio vital le va haciendo languidecer. En 1977 y con solo 55 años pudo descansar en paz definitivamente.
En los días que corren a esta gloria de poeta se le respeta y admira en su pueblo, afortunadamente vivimos otros tiempos más tolerantes en donde las tendencias sexuales de cada cual, son de cada cual.
Fuentes y mas información:
Julio Mariscal, Poeta de Arcos.
http://juliomariscal.arcosenlared.com/
Nido de poesía, Julio Mariscal.
http://blogs.periodistadigital.com/nidopoesia.php/2007/05/30/p97283
EL LÁTIGO Y LA PLUMA
http://www.alibri.es/el-latigo-y-la-pluma-homosexuales-en-la-espana-de-franco-241205#!prettyPhoto