FUENTE DE LA VIDA: EL JARDÍN DE LAS PILETAS, SANLÚCAR DE BARRAMEDA

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Curioso este Sanlúcar al que poco a poco, día tras día,  voy escudriñando. En su momento por ser un sitio de gran tránsito de personas y mercancías,  Sanlúcar es nombrado por Cervantes en el capítulo II y III de la primera parte de El Quijote (1605), como un lugar de pícaros y ladrones: “Pensó el huésped que el haberle llamado castellano había sido por haberle parecido de los sanos de Castilla, aunque él era andaluz, y de los de la playa de Sanlúcar, no menos ladrón que Caco, ni menos maleante que estudiantado paje….”
En Sanlúcar se habla una variante del “andaluz” cuyas principales características son el seseo, el yeísmo, la sustitución de la [l] por la [r], la pérdida de la [d] y [r] finales, la pérdida o aspiración de la [s] final, extravío de la [d] intervocálica, la aspiración de la [j] y [g] y la frecuente aspiración de la [h]. Asimismo, la escasa tensión articulatoria, propia de los contextos de aspiración, propicia la relajación y la modificación de la mayoría de los grupos consonánticos.
También es predominante el uso del pronombre personal ustedes en lugar de vosotros, pero acompañado con la forma verbal correspondiente a la segunda persona del plural. De este modo se dice: ustedes vais a la playa o ustedes sois de Sanlúcar, en lugar de vosotros vais a la playa o vosotros sois de Sanlúcar. En este mismo sentido es corriente la sustitución del pronombre objeto os por se: venirse a mi casa en vez de veniros a mi casa. Además existe un rico léxico local.

El jardín de Las Piletas, espacio lúdico inseparable de la Sanlúcar romántica y regionalista, se mantuvo abierto al público hasta hace algunas décadas en que se cerró debido a su grave estado de deterioro. Tras varios años de abandono, fue «rehabilitado» por una Casa de Oficios, perdiendo gran parte de su virtualidad original y habiendo desaparecido de sus respectivos pedestales las estatuas de Hipócrates, Galeno y La Fama que culminaron el jardín.
La significación iconográfica de este conjunto escultórico suponía una exaltación de la ciencia y el mundo de la medicina, representado en las figuras de Hipócrates y Galeno, los médicos más famosos de la Antigüedad clásica. La personificación femenina de «La Fama», como figura principal, aludía a las propiedades medicinales de estos manantiales, cuyas aguas estaban destinadas a triunfar y vencer sobre el mal de la enfermedad. En la zona inferior del pedestal se hallaban dos desaparecidos caballos alados o pegasos, símbolos de la fama y el genio poético.

Situado en un lugar privilegiado, cercano a la playa y al abrigo de la barranca del Espíritu Santo, su entorno inmediato se caracteriza por la existencia de antiguos “navazos” (Navazo es el nombre que en Andalucía se le da a un tipo de huerto ubicado en un arenal próximo a la playa). Se accede a un paseo bordeado de árboles frondosos hasta la glorieta que llega a sus manantiales.  Entre la vegetación  destacan los plátanos orientales, culantrillos, higueras silvestres, calas, papiros, arrayán, árbol del cielo, hiedras, eucaliptos, álamos blancos, cintas, moreras, cipreses, árboles del amor, pitosporos, diferentes especies de arbustos aromáticos y muchas especies arbustivas de carácter medicinal.  Se trata de un espacio de gran calidad ambiental y paisajística y que constituye un rincón de enorme significación sentimental para sanluqueños y veraneantes, ya que su enclave próximo a la playa dio lugar a que tradicionalmente fuera visitado por los bañistas y veraneantes durante la época estival para tomar las aguas salutíferas de sus manantiales.

La importancia histórica del jardín radica en su carácter exclusivo de ser el único que se conserva según su primitivo estado, permaneciendo como fiel testigo de aquella función tradicional de Sanlúcar como centro curativo de descanso y reposo. Por sus propiedades medicinales, las aguas de Las Piletas estaban consideradas, desde antiguo, como uno de los cuatro manantiales más importantes de los veinticinco existentes en la ciudad durante el siglo XIX. Especial relieve estético ostenta Las Piletas tanto por su época de construcción, como por el cuidadoso diseño que presenta y los elementos artísticos que contenía.
Uno de los primeros visitantes de Las Piletas fue el célebre escritor Tomás de Iriarte, que llegó a Sanlúcar (1791) en muy mal estado de salud y, al parecer, se recuperó totalmente gracias a estas aguas.

Leopoldo Cabrera, el de Las Piletas, era un ser todo poderoso para los niños, se encargaba de cuidar los jardines y vender chucherías como pipas , chupa chups , chicles etc. Además de sus reconocidos y famosos altramuces que “apañaba” (cocía) el mismo.
Se cuenta que a Leopoldo, acostumbrado como estaba al trajín de los niños, no le sorprendió la llegada de aquel personaje vestido de escamas y plumas, tampoco que saludara ceremonioso a Esculapio como solían hacer los borrachos que se acercaban a su reino de sombra y agua, menos aún que iniciara el paseíllo por la balaustrada que rodeaba la fuente, si le sorprendió que flotando en el aire se sentara sobre el brocal del agua milagrosa.

De pronto notó que el plácido paseo se había ido llenando de seres y objetos de la más extraña ralea que acompañaban al extraño caminante, siguiendo el compás bailón de unos palillos de conchas, desde los arcos de Bajo Guía; miró el aguador de reojo hacia su castora de manzanilla, estaba llena, nadie podría acusarle de andar viendo visiones.
Pero un sonriente ratón con el rabillo enhiesto (levantado), seguía mirándole a los ojos, la fría máscara de la muerte continuaba preguntando por un Duque de extraño apellido, un anillo intentaba encontrar un dedo en el que engarzarse, mientras que a su lado un joven corazón latía a ritmo de mirabrás (El mirabrás es un palo flamenco, perteneciente al grupo de las Cantiñas).
Leopoldo tomó entre sus manos un generoso puñado de altramuces y se los ofreció a aquellos disfraces como regalo y como señal de despedida, pero ninguno de ellos se movió de su sitio, mientras que con sus gestos seguían señalando hacia la fuente. Esta vez la castora dejó caer su líquido de oro en el gaznate reseco del guarda.

Ante su vista, como si de una mágica procesión se tratara, apareció una paloma cubierta con un turbante, la sombra de una virgen, un nazareno coronado de claveles, una sirena de piedra con cara de enamorada, una gitana rubia que prometía cambiar el destino, miró hacia el fondo del pozo y en él nadaba, aun siendo de día, una luna transparente como velo de seda.
A punto estuvo de echar a correr cuando un caballo en llamas hizo su entrada entre los eucaliptos llevando a la grupa una dama de hielo, a Leopoldo le fallaban las piernas, pero quizá podía más la curiosidad que el terror. Sin embargo, cuando vio llegar hasta su imaginaria barrera de macetas a un toro negro con los ojos más verdes que los juncos del diablo, brincaron sus piernas camino del “barco del arroz” que emergió como un fantasma entre los hundidos arrecifes, al tiempo que un sin fin de ratoncitos ebrios daban buena cuenta de la manzanilla que había derramado en su alocada carrera.

Fue entonces cuando el caminante alzando su cabeza canosa sobre las humedades del brocal llamó a cada uno de los personajes por su nombre y, con más cuidado del que sus manos de sarmiento parecían a simple vista prometer, guardó a aquellas menudas marionetas en una dorada caja de sorpresas.
En ella duermen desde entonces un sueño mágico del que sólo la mirada de un niño podrá un día hacerlas despertar.

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4 comentarios en “FUENTE DE LA VIDA: EL JARDÍN DE LAS PILETAS, SANLÚCAR DE BARRAMEDA

  1. Pues sí, es una verdadera vergüenza el abandono de la ciudad por parte de sus gobernantes. Mi mujer y yo nos hemos venido a vivir aquí definitivamente y nos enamora Sanlúcar y sus gentes, pero qué pena de este jardín. Y de su patrimonio, árboles, pavimento, aceras etc etc etc. Ojalá Sanlúcar de Barrameda tenga un día políticos que miren por su ciudad y no por su partido político.

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  2. Admiro profundamente la historia de mi ciudad,los recuerdo de niña,cuando iba con mis padres a llenar el buscaro,con la fresca y rica agua de las Piletas. Siempre pasando a comprar los altramuces de Leopoldo.Es una verdadera ignominia,que a día de hoy,este este maravilloso sitio en tal abandono. Dice mucho los gobernantes que tiene y la dejadez reinante, por el patrimonio de Sanlúcar.

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  3. Me ha gustado mucho el texto, soy nieto de leopoldo de las piletas y Cabrera era su apellido, estaría bien que lo pusieras, un abrazo.

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