En el Jerez del 1900-15, se andaba atacado de los nervios, preocupados todos por el fin del mundo. Sesudos libros circulaban por doquier en la ciudad pero hubo uno que llegó al desasosiego y alboroto de los más ilustrados. El libro en cuestión se titula; “Cómo se acabará el mundo”, obra de un francés que respondía en vida al nombre de Camilo Flammarion, llamado «el poeta de las estrellas».
La aparición de su obra en Jerez tuvo críticas muy ásperas del sector religioso, le presidia al autor la fama de estudioso del Espiritismo y cercano a Allan Kardec. (En el año 543, el emperador Justiniano, al parecer influido por su esposa Teodora, decidió eliminar cualquier referencia a la reencarnación del Antiguo y el Nuevo Testamento. Los motivos de Justiniano no eran religiosos, sino políticos: el emperador consideraba que la creencia en una nueva vida socavaba el poder terrenal de la Iglesia. Al contrario, la fe en un cielo y un infierno que premiara o castigara los actos cometidos en esta vida confería un poder superior a la Iglesia y, de rebote, a su valedor, en este caso el emperador).

Para Camilo Flammarion: “Según todas, las probabilidades, nuestro pequeño planeta morirá de frío, por la ausencia de vapor acuoso en la atmósfera, antes de que el Sol haya perdido la fecunda irradiación de su luz y de su calor, y en el orden de los destinos planetarios, Júpiter y Saturno sucederán a nuestro mundo desaparecido, pues habrán entonces adquirido, por la continuidad de su condensación: la dureza, la solidez, la estabilidad que no parece que tienen en nuestros días, si no ven detenido su cielo por la extinción prematura del Sol”.
“Los planetas que constituyen el sistema, continuarán girando alrededor del Sol apagado, obscuros y fríos. Tal será, sin duda, el aspecto final del sistema solar”.