El pueblo gaditano Arcos de la Frontera, resolvió la cuadratura del círculo. Ha encontrado solución a algo que traía de cabeza a muchos.
Últimamente el mundo anda arremolinado y manga por hombro, muy preocupado este porque a la nomenclatura de las relaciones le faltan palabras para describir a las parejas adultas que no están casadas. Es algo triste, especialmente en una época en que mucha gente no se encuentra interesada, para nada, en el matrimonio.
En los tiempos que corren, dos seres mayores que mantienen un vínculo bajo el mismo techo, o diferente tejado, pueden llamarse:
1º “Amigos especiales”, para salir del paso, imposible tenerse en cuenta.
2º “Novios”, no cuadra, se quedan cortitos.
3º “Amantes”, como que es pasarse un par de estadios y no procede.
4º “Prometidos”, es imposible porque no es cierto, ni pretensiones tienen de estarlo o casarse.
5º “Pareja”, les es desacertado y muy moderno, suena a progre del mundo gay o lésbico. El resultado es francamente engorroso.
Las nuevas uniones de individuos, entre si, como alianzas estables de larga duración ya no tienen nada que ver con la época en que vivieron nuestro abuelos. Ahora hay muchas alternativas a escoger, y más que se van a dar.
En Arcos de la Frontera, se denomina a cada miembro de una relación establecida, larga y socialmente reconocida: “marinovio” o “marinovia”. De este modo se da solución a esas incomodas situaciones, muy frecuentes en bodas, bautizos, primeras comuniones, jolgorios, referente a engorrosas presentaciones.
En Arcos, las gentes dan su beneplácito a las parejas no casadas oficialmente (exceptuando para ocupar cargos en las cofradías religiosas), teniendo un final completamente felices comiendo perdices.