La sal a lo largo de la historia de la humanidad ha tenido tanta importancia que se le ha llegado a considerar con poderes sobrenaturales capaces de traer la peor de las suertes o los mejores augurios a los que la poseían, quizá por ello comenzó a ser utilizada en cualquier clase de hechizos tanto de la magia negra como de la magia blanca.
Es muy probable que todas estas atribuciones relacionadas con la sal estén fundadas en una de sus propiedades minerales: la estabilidad, que la ha convertido en símbolo de eternidad y permanencia. Por otro lado, la sal también ha sido utilizada para preservar tanto los alimentos, como los cadáveres embalsamados lo que también le dio una atribución de purificadora y la relacionó con la inmortalidad.
La sal, tiene un simbolismo complejo, variable según el contexto en el que aparece. Significa la unión, por cuanto mezclada con el agua se funde en ella. Figura la incorruptibilidad y la purificación. En alquimia la sal corresponde al principio fijo de la sustancia. La sal representa lo femenino, atractivo, magnético y receptivo.
Usos:
Preparar almendras y nueces con sal para aumentar el deseo sexual.
Cocinar semillas de sésamo con sal fina y pimienta para llamar a la prosperidad y abundancia.
Mezclar ajo molido, sal fina y comino como amuleto de protección personal.
Combinar semillas de mostaza, sal gruesa y una cáscara de limón a fin de desarrollar poderes mentales.
Combinar semillas de anís, romero y sal fina para fortalecer nuestra energía física.
Cocinar sal gruesa, hojas de puerro y rábano picado a manera de protección contra la envidia.
Unir laurel, sal fina y pimienta en grano como amuleto purificador.
Preparar cebolla picada, sal fina y hojas de albahaca como parte de un ritual de exorcismo.
Juntar aceite de oliva, sal y albahaca para atraer al amor.
Reunir hojas de estragón, pimienta negra en grano y sal gruesa a fin de neutralizar los daños que nos hayan producido.
Es de conocimiento casi universal que los demonios odian la sal y que en los banquetes de Satanás la sal está prohibida; por otro lado, de acuerdo con algunas leyendas chinas, la sal era el mejor instrumento para deshacerse de los fantasmas; la sal también ha representado un símbolo de hospitalidad en muchas culturas, por ejemplo, en algunos países orientales se acostumbra a poner sal a los extranjeros como signo de amistad y bienvenida.
Los musulmanes y judíos creen que la sal protege del ojo del diablo. En las creencias católicas en algunas ocasiones se le pone sal a la lengua del recién nacido antes del bautismo para protegerles y señal de bienvenida. Simboliza la entrada a la familia de la Iglesia y la bienvenida que le damos al nuevo miembro.
En épocas antiguas, la sal era tan valiosa que se usaba como dinero. De hecho, la palabra salario se deriva de la palabra sal. Salarium viene del latín “dinero en sal” y se refería a la paga de los soldados romanos. Hoy día, en algunas partes del mundo la sal es muy valiosa. Se valora por sus propiedades de condimentar y preservar, y lo esencial que es al cuerpo humano.
En tiempos bíblicos, la sal poseía significado religioso. No solo se usaba para sazonar la comida (Job 6:6), sino que tenía una conexión íntima con los pactos y compromisos personales. Llamada la “sal del pacto”, se usaba en todas las ofrendas (Lev. 2:13) y era un símbolo de “preservar” los pactos hechos con Dios (Num. 18:19; 2 Cron. 13:5).
La sal es divina para muchas culturas, pero no debemos ver en ello una interpretación de carácter idolátrico, sino simbólico. Al ser aglutinadora y considerarse como una manifestación de Dios, se convierte también en alimento que purifica, que libera el alma y conduce correctamente al espíritu. El filósofo judío Filón de Alejandría nos acerca a esta realidad purificadora de la sal. Se refiere a ella cuando menciona el alimento de los terapeutas en el día de la festividad judía, el Sabbat. Filón manifiesta que existía un preparado especial, un alimento casi mágico compuesto de pan, sal de hisopo y agua clara que, supuestamente glorificaba el alma.
Según narran numerosas leyendas el poder de la sal reside, precisamente, en su carácter divino. Por ejemplo, en algunos mitos sirios se nos dice que los dioses, deseosos de premiar a los hombres, les entregaron la sal enseñándoles a usarla para tener mejor calidad de vida y conservar sus alimentos. Para algunas tribus del Himalaya, los dioses entregan un tesoro de sal únicamente a quienes son puros de espíritu, ya que dicha condición es esencial para ser merecedor de tan preciado bien.
En tiempos antiguos, la sal se utilizaba para pagar deudas. Esdras 4:14 hace referencia a eso, aunque la mayoría de las traducciones utilizan la expresión “servicio” en sustitución a la palabra “sal”: “Y debido a que estamos en el servicio del palacio…” Literalmente, el verso en hebreo dice: “…porque de la sal del palacio comemos…,” implicando que el rey proveía el sustento de esas personas. Podría implicar que dependían del rey, o que quizás verdaderamente les pagaba con sal. La palabra moderna de “salario” proviene de la palabra latina que indica el pago del soldado romano. Los esclavos eran comprados con sal, de donde nace la expresión “no vale su peso en sal.”
Las salinas de Hortales son unas de las últimas salinas de interior que se mantienen en funcionamiento en Andalucía. Su actividad está documentada desde el s. XIV durante el reinado de Alfonso XI pero se debían estar explotando desde mucho antes, como lo atestigua el asentamiento de Iptuci, que data de la Edad de Bronce, y que se ha mantenido en época púnica, romana y musulmana, y que, lógicamente, aprovechaba estas salinas.
El agua se canalizaba mediante un pequeño acueducto, que en otros tiempos estaban fabricado de madera y de los cuales aún se conserva uno.
El proceso de recolección de la sal es complicado, ya que el proceso de cristalización se produce en la superficie del agua al amanecer. La recolección se lleva a cabo sólo los días que no sopla el viento para evitar que el grano de sal se vaya al fondo y se hace manualmente con una pala. Tiene un sabor inconfundible y una propiedad única como la sal, que por mucho tiempo que pase no se apelmaza y se mantiene con sus cualidades intactas.
El agua se lleva a unas piscinas que hacen el papel de depósitos. Desde allí se distribuyen por los cristalizadores, donde el sol y el viento hacen su trabajo. Estas salinas deben su existencia a unos manantiales próximos, de los que sale agua de manera constante durante todo el año, a una temperatura media de 25º, con un contenido salino de 28 g/l. Esta agua posee también naturaleza ferruginosa. El carácter salobre de estos manantiales se debe a que el agua atraviesa, antes de aflorar, materiales triásicos de naturaleza margo-arcillosa ricos en yesos y sales solubles. Estos manantiales son perfectamente observables en los alrededores de las salinas y preferentemente rojizos. En su entorno se aprecian micropliegues que nos dan idea de la gran plasticidad de los materiales triásicos, los más antiguos de la provincia.