EL GOLEM DE LA JUDERÍA JEREZANA

Las rutas turísticas oficiales pasan de puntillas por el otro Jerez, ese mismo que permite al visitante culto y curioso, descubrir muchas historias de intriga, venganza y fantasmas que esconden las calles de esta ciudad.
Jerez tiene cientos de leyendas escalofriantes que contar, su pasado sangriento de población de frontera, está repleto de casos en los que abunda el misterio; los años y las creencias populares se han encargado de aportarle nuevos ingredientes.
Una de las leyendas que se perdió con el paso del tiempo es la del “golem”, que era un ser de barro de grandes proporciones al que se podía insuflar vida, y que obedecía cualquier orden escrita en papeles que se introducían en su boca.

La Judería jerezana vivió grandes crisis, una de ellas la sufrió en las últimas décadas del siglo XIV, en parte debida a la predicación de los dominicos, depositarios de la Santa Inquisición en contra de ellos desde su cercano monasterio. A finales del siglo XIV, la judería de la villa, fue asaltada y como consecuencia, su sinagoga vieja termina por ser abandonada (En Sevilla, las matanzas de 1391, fruto del «amor cristiano» azuzado por un cura loco de Écija, llamado Ferrán Martínez, dio pasaporte a la otra vida a 4000 almas de una tacada, y la persecución de miles de inocentes judíos mujeres y niños vendidos como esclavos a los musulmanes).
Con lo de Sevilla, a los judíos jerezanos les entró un canguelo en el cuerpo que no era para menos. La comunidad recurre a Rabbi Judah Aben para que les defendiera de los cada vez más frecuentes ataques antisemitas de la población cristiana de la ciudad. El rabino creó al “Golem” para defender a los habitantes de la judería, se conocía que un hombre sabio podía insuflar vida a la materia inanimada (una figura de barro), mediante una combinación de letras que formaban una palabra sagrada. La palabra Emet en su frente (verdad).

A medida que la noche entra, tres rabinos van a orillas del Guadalete, en un barrizal forman la figura de un hombre de casi dos metros, colocándose a sus pies, desde ahí dan a su alrededor siete vueltas recitando unas letanías que bajo el poder de la palabra infunde vida. Le visten con una indumentaria propia del momento para que pase inadvertido y le llaman Samuel Golem a quien le dan diferentes labores. El golem tiene espíritu y carece de alma. En la frente dibujan una palabra de poder. El poder de las letras del alfabeto en la creación.
El golem forma parte de Jerez, cada 33 años se pasea su figura fantasmal por las actuales calles que antaño formaron la judería, es una prolongación de la judería como leyenda perdida.

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