La sexualidad es una forma de estar en el mundo y con el mundo, es la expresión personalizada única e irrepetible de cada ser humano determinada por la cultura y por el momento histórico que a cada sujeto le toca vivir.
Todavía existen muchos tabús con relación a la diferencia de edad entre las parejas, aunque los cambios sociales están haciendo que cada vez sean menos. Ahora la sociedad acepta, en general, a parejas de muchos tipos: parejas de homosexuales, parejas en las que cada uno vive en su casa, parejas que deciden no tener hijos… Al romperse la existencia de una norma única, se relaja la presión sobre las relaciones que antiguamente no eran convencionales.
Las mujeres jóvenes se sienten atraídas por los hombres mayores, y viceversa: durante mucho tiempo este sistema se ha limitado al mundo de las celebridades. Aunque hoy en día es cada vez más normal ver a mujeres jóvenes abrazadas con hombres más mayores. De las relaciones sexuales intergeneracionales estamos convencidos personalmente de sus beneficios que ellas aportan. A través del amorío intergeneracional se comparten conocimientos, experiencias y capacidades.
La sociedad todavía arquea una ceja cuando una mujer se empareja con un hombre bastante o mucho más joven que ella. Incluso se han inventado términos peyorativos para ellas como asaltacunas.
Se dice que la lujuria hace envejecer a los varones, pero mantiene jóvenes a las mujeres. Una mujer de 55 o 60 años puede transmitir mucho erotismo y sensualidad con su forma de hablar, con su mirada…
Ellas no esperan a que las cosas se hagan, van por lo que quieren en todos los sentidos y no se conforman con menos de lo que merecen, dan lo mejor de sí mismas para recibir algo igual. Saben separar el amor de la satisfacción. Son capaces de dejar en claro cuando quieren algo temporal o algo formal y no se sienten menos por expresar que en ocasiones, solo quieren quitarse las ganas. No son tan emotivas como las mujeres más jóvenes, disfrutan cada oportunidad al máximo. Son más independientes en todos los sentidos.
Saben que son las dueñas de su vida y que lo que ocurre es porque ellas lo permiten, saben cuáles son sus responsabilidades y no les temen. Saben complacer a su pareja. Sus años de práctica las han convertido en unas auténticas maestras del amor, cuidan tanto el aspecto dentro como fuera de la cama y te tratan como ellas mismas quieren ser tratadas. Toman la iniciativa. No dejan que su pareja adivine lo que quieren o sienten, dicen y piden lo que desean para no dar pie a malentendidos. Además, expresan lo que sienten para que la otra parte se siente amada y valorada. Disfrutan todo tipo de experiencias. No se sorprenden o se asustan por lo que la pareja quiera probar. Si no les agrada simplemente dicen que no, pero saben que su edad no las limita y muchas veces aceptan experiencias distintas.
Que la edad y los convencionalismos sociales, no te limiten. Vive y experimenta tu existencia. Es única e intransferible.