LA MUJER JEREZANA EN SU ENCRUCIJADA

San Juan Crisóstomo describió: cuando la primera mujer habló provocó el Pecado original, y San Ambrosio concluía: “si a la mujer se le permite hablar de nuevo, volverá esta a traer de nuevo la ruina al hombre”. La Iglesia Católica les prohíbe la palabra, los fundamentalistas musulmanes les mutilan el sexo, y tapan su cara, los judíos muy ortodoxos empiezan el día agradeciendo: “Gracias Señor por no haberme hecho mujer”.
Si hubiéramos encontrado un documento de Eva, quizás nos aclara que ella no salió de una costilla, que no conoció ninguna serpiente, que no le dio ninguna manzana a nadie y que nadie le dijo que parirás con dolor, y menos que su marido le dominará. Diría Eva, que todo eso no es más que calumnias de Adán.

Desde el año 1234, la religión Católica, prohibió que las mujeres cantaran en las iglesias. La mujer, impura por naturaleza, ensuciaba la música sagrada que solo podía ser entonada por niños varones, u hombres castrados. Esta pena de silencio rigió durante siete siglos. Solamente a partir del siglo XX, las mujeres pudieron cantar en las iglesias, solas o en coro. Poco antes que se pusiera en marcha esta prohibición contra las hijas de Eva, hubo una monja llamada Hildegard, que dirigió un convento a las orillas del Rin, creó la música litúrgica más bella jamás conseguida. Esta música fue compuesta para ser cantada por mujeres. Traidoramente fue interpretada solo por hombres pues como ya hemos dicho, las mujeres no podían cantar. Esta misma monja, Hildegard von Bingen, decía “La sangre verdaderamente sucia no es la sangre de la menstruación, sino la de las guerras”.

Fueron femeninos los símbolos de la Revolución francesa. Mujeres con gorro frigio, los pechos al aire, cabellos al viento, banderas ondeantes. La Revolución francesa proclamó los derechos del hombre y del ciudadano. Poco después una militante revolucionaría llamada Olympe de Gouges, propuso los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana. Fue juzgada, y condenada a muerte. Murió en la guillotina. Antes que le cortaran la cabeza preguntó: ¿Si las mujeres podemos subir al cadalso, porque no podemos subir a la tribuna? La respuesta fue que la política no son cosas de mujeres. Unas semanas después se aprobó el sufragio universal. Un universal que no era tanto. Todos los votantes, que eran hombres, votaron contra el voto de la mujer Una aprobación que fue por unanimidad.

Nadie puede vivir en el pasado o en el futuro. Solo podemos existir en el presente. La mujer jerezana actual, educada y bien preparada, no se identifica, para nada, con las coordenadas masculinas dominantes. Tiene ante sí la continuidad de un sistema caduco agonizante, o una nueva vía que no pasa precisamente por sotanas, braguetas y pantalones masculinos.
Sabe muy bien que nadie le regala la felicidad. Que no llega con ella a este planeta, y es su obligación y responsabilidad conseguirla. Para ella, nada es perdurable salvo el cambio y sus dioses están en la tierra, no en otro lado, en otro mundo o falsos cielos.
Apuesto por ella. ¡Ora pro nobis!

FUENTE: E. Galeano, otros.