Solemos creer que la sociedad es el resultado de sumar muchos individuos y en realidad es al revés. La Ingeniería social, viene de la sociología y busca diseñarla, modificarla, basándonos en unos intereses determinados.
Uno de los grandes objetivos de la Ingeniería social moderna, es desestructurar la familia consiguiendo individuos más quebradizos psicológicamente, más malcriados en el sentido de caprichosos. Rompiendo la familia gaditana promocionando el divorcio, se ha logrado un montón de cosas dentro del consumo social.
En la provincia de Cádiz, la Ingeniería social fomenta el divorcio, busca la familia monoparental, ya que es más rentable (el divorcio en sí, no es negativo). Si en una familia gaditana de cuatro miembros, acaban todos viviendo solos, son cuatro pisos, cuatro conexiones a Internet, cuatro ordenadores, cuatro móviles, cuatro facturas de luz, cuatro facturas de agua, etc.
No es casual que se trabaje en Ingeniería social hacia los niños. El adulto tiene poder adquisitivo, un niño no; un niño es más manipulable, un adulto es más difícil. Se empezó a diseñar publicidad, series de televisión, series de dibujos animados para enseñar a los niños a desobedecer y a dar la lata, es decir, a ser insistentes. La idea principal es: “si tú das la lata acabas consiguiendo lo que quieres”. Los niños gaditanos en la actualidad son más difíciles de tratar, en el sentido de más caprichosos, más insistentes: ¡Queremos esto!
La sociedad consumista es fruto de la Ingeniería social, antes se fomentaba el ahorro, ahora se pide que seamos felices, y dentro de esta felicidad nadie te ofrece un camino que no termine en la compra de algo. Curiosamente, todas las ideas de felicidad siempre acaban en un centro comercial. ¡Nada es casualidad!
FUENTE: M. Ruiz, otros. #eltrotedelaculebra