MARÍA MAGDALENA EMBARAZADA

En uno de los iconos del retablo (año 1603), de una de las capillas del Monasterio de Santes Creus (Tarragona – España), la Magdalena representada a los pies de la cruz de Jesús, totalmente desolada, con el cabello pelirrojo suelto y el pañuelo en la mano izquierda enjuagándose las lágrimas, ha sido evocada como mujer embarazada, con sus pechos hinchados, remarcando los pezones y su vientre abultado en la forma característica de la preñez. Es un vientre muy bajo, a punto de parir, en la posición que adoptaban antiguamente las mujeres de Oriente para dar a luz. Junto a ella aparece una calavera, tradicionalmente asociada a Magdalena en la iconografía.
Para no dejar ninguna duda respecto de su embarazo, el autor del icono pintó una especie de cíngulo, tal como se hacía entonces para remarcar los pechos en las embarazadas, que va desde el hombro hasta la cintura, remarcando claramente el pecho hinchado de la Magdalena. Para José Luis Giménez en su libro “El legado de María Magdalena” en esta imagen icónica a los pies de la cruz aparece una mujer portando un cíngulo. El origen de la expresión “estar en cinta” es este cinturón bajo los pechos y que se cruza en un hombro.

En la siguiente escena, correspondiente a otro icono del mismo retablo, podemos ver el descenso de la cruz de Jesús ya fallecido, rodeado de varios personajes. De izquierda a derecha aparecen María, esposa de Cleofás y prima de la madre de Jesús; José de Arimatea, con barba y el típico turbante que llevaban algunos fariseos; Magdalena, quien aparece con la urna de los óleos en sus manos; Lázaro-Juan, sujetando por los brazos a la Virgen María; Juana, hermana de la Virgen María y tía de Jesús, quien aparece arrodillada, recogiendo los pies del crucificado; y por último y subido en la escalera que hay apoyada en la cruz, un personaje que bien podría ser Nicodemo. Todos los personajes que aparecen en el icono, por fuerza tenían que ser parientes de Jesús. Según la Ley de Moisés no estaba permitido tocar a los muertos, a menos que fuesen parientes, como podemos confirmar en Números 19,11: “El que tocare un muerto, el cadáver de un hombre cualquiera, seré impuro por siete días”, un tabú de contacto con el cadáver reiterado en Números 19, 14 y 19: 16.

La posible descendencia de María Magdalena queda testimoniada por el autor del retablo en otro de los iconos, donde podemos observar a Magdalena acompañada de dos niñas gemelas.

FUENTE: Miguel Giribets, Sergio Solsona, José Luis Giménez, otros.