LOS TEJEDORES DE DIOS

A veces confundo la realidad con mis fantasías y tiendo a ir por la vida como si llevara una entrada para el cine. Una de ellas es el ocaso de la Iglesia romana. A veces tengo obsesiones de delincuente.

Hay hilos que unen el pasado con el presente, oposición al boato y las pompas del poder terrenal, especialmente el de la Iglesia. La hoja de rúcula, era un signo utilizado por la Inquisición para señalar las casas de aquellos que debían ser detenidos y torturados por el Santo Oficio, muy especial los cátaros huidos de Francia.

Buenos tejedores instalaron sus telares en la pujante Morella y San Mateu, eran cátaros. Estos “bons cristians” consuelan, ayudan, no cobran diezmos, no comen carne y evitan la cópula. Creen que Jesucristo es Dios, pero que el Papa y la jerarquía eclesiástica, los templos católicos y la Iglesia de Roma son hijos de Satán, que la misa es un engaño, que la hostia es mera harina y que adorar la cruz es aberrante: «¿Adorarías el árbol en que colgaron a tu padre?», preguntan. Repudian todos los sacramentos católicos —del bautismo al matrimonio, de la confesión a la extremaunción

En un tiempo, decir «tejedor» en Cataluña y Valencia, equivalía a decir «hereje». En los días extraños que nos rondan, es bueno recordar al catarismo que renace de nuevo y muy pujante.