El chisme, por horrible que parezca, tiene en Cádiz varias funciones beneficiosas. En esta localidad, el 50% de las conversaciones está dedicada al chisme y es mucho más sofisticado de lo que podemos pensar. Cumple en la «tacita de plata» gaditana varias funciones importantes que van desde controlar conductas de grupo, hasta definir la adaptación del individuo a este mismo. Cuando en la colectividad alguien se sale de las normas de conducta, la primera línea de defensa es que la gente comienza a hablar de esto y de aquello, haciendo que la reputación del individuo se resienta.
A los hombres gaditanos, les gusta tanto el cotilleo como a las mujeres. Los varones parecen tan dispuestos como las mujeres a dedicarse a las murmuraciones.
El chisme tiene en Cádiz varios significados y muchos efectos. Puede ser una alianza en la medida en que los que chismosean están unidos, y el otro de quien se chismorrea, que irremediablemente se queda fuera.
También está la versión negra que es el chisme ligado a la difamación, se sostiene este en la envidia y es producto de que alguien tenga lo que a alguno le falta. Podemos decir con toda certeza que esta interpretación es menos frecuente en Cádiz.
El chismorrear en realidad en la sociedad gaditana no tiene un carácter peligroso, ayuda a aliviar tensiones. El bochinche en Cádiz, una de sus funciones es la adaptación de los individuos al grupo. Sirve para establecer alianzas, cuando se chismosea se está de acuerdo en que algo anda mal, alguien le va bien, aquél no debe integrarse, aquél sí, etc.
Son contraseñas que confirman que se es parte del mismo grupo y se tiene análogo concepto de pertenencia. Otra de sus funciones en Cádiz, es como herramienta de comunicación, porque muchas veces el chisme es la forma para que alguien pueda expresar aquello que no se atreve o que no se quiere decir de modo manifiesto.
Los chismes blancos para los gaditanos, son comentarios que se hacen entre amigos, de todos los sucesos que ocurren en sus medios y a veces incluyen en éstos a personajes de la política, religiosos y artistas, y hasta moda. En ocasiones estos chismes van acompañados de picardía, un ribete de sonoras carcajadas y caras de asombro y sorpresa
El chisme, por repelente que parezca, tiene en Cádiz varias funciones beneficiosas para la sociedad en si. Chismorrear puede ser visto como algo trivial, pero es muy terapéutico y hace a la gente por estos pagos, sentirse mejor,
El comadrear, estimula la producción de endorfinas y el sistema inmune y libera el estrés. Esta poderosa arma tiene tres funciones esenciales que ayudan a la mente: genera redes, logra influencias y afianza alianzas sociales.
Todos en Cádiz viven ambos lados del chisme. Un aspecto es el sentimiento agradable de pasar el tiempo con un amigo y compartir historias sobre personas de interés mutuo y ponerse al día. El otro, es la rabia y frustración que se siente cuando se entera de que están hablando mal de ellos. Es innegable la importancia y lo inevitable del chisme en la vida gaditana. Es algo natural relacionado con el rol que se desempeña en el sitio de trabajo y en la comunidad, y que termina siendo saludable en la vida.
Cuando es bueno, une a la gente y facilita su comunicación. Cualquiera que haya vivido en una pequeña comunidad sabe que es un acto espontáneo, siendo muy especial en Cádiz, donde hay humor por todos los rincones, y buen gusto al chismorrear de algo o de alguien que se tercie y se despelleje de arriba a bajo.
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