La verdad no es objetiva con cosas que no puedes tocar ni demostrar. Hay que pensar en la verdad de cada uno y la frontera te permite tener tu verdad, pero a la vez aprovechar y gozar de la verdad ajena.
La felicidad es posible si uno cierra los ojos a los inevitables males de la vida, si uno vive en el presente, si uno se conforma con lo esencial para poder vivir y logra el enorme lujo de no tener que preocuparse por el dinero.
La fuente de la mezquita del alcázar de Jerez de la Frontera, obra restauración de Fernando G. Durán (el último alfarero de Jerez), no te vuelve más guapo, ni más rico, ni poderoso, ni te consigue amores, nada de nada. Tan solo te prepara para captar la ternura que reina dentro de la mezquita. Déjala correr por tus dedos, siéntela en tu rostro y vive lo inexplicable. La magia sale a tu encuentro.
En la fuente, todo es bonito, todo es exacto, todo parece mentira.