Los escaparates de una población dan mucha información de la localidad en que se encuentran, inclusive del barrio y de la calle. Excluyo los que pertenecen a las grandes superficies, resultan particularmente impersonales y más aburridos que besos de persona tonta.
Cotilleo los escaparates de los establecimientos especialmente en horas de cierre al público. En esos precisos instantes que puedes ver y mirar sin ser observado.
Un escaparate te permite conocer y entender a su propietario, saber si es hombre o mujer y la edad que soporta en esos momentos. Ante nuestros ojos van pasando infinidad de emociones y sensaciones cuando te detienes a verlos en conjunto y sus totalidades de detalles que guardan. Da lo mismo hacerlo en una tienda de esoterismo en la calle Unión, o arte religioso de la calle Levante, sex-shop de la calle Sevilla, en una sombrerería de la calle Larga, o pastelería de la calle Bizcocheros, hay infinidad y, en Jerez de la Frontera nunca cansan.
Los escaparates de “complementos”, de las calles del barrio en donde vivo, aledañas a la Plaza del Caballo, da gusto regodearse en ellos, deteniéndose a estudiar los antojos de la mujer jerezana actual y la historia de su vestimenta, por ejemplo la mantilla.
Su origen es históricamente incierto, se cree que proviene de la cultura íbera, donde las mujeres se cubrían la cabeza con mantos a modo de abrigo o como forma de adornar su cabeza. Las jerezanas han ido a misa con velo o mantilla siempre negro hasta la década de los cincuenta aproximadamente. Su uso se generalizó desde el siglo XVI siendo extensivo a todas las clases sociales; en esos tiempos, junto al rosario y el abanico, la mantilla era un atuendo obligado para salir a la calle ya que solamente las solteras podían llevar la cabeza descubierta.
La mantilla blanca guarda un hecho curioso llamado “Privilegio Blanco”, que permite lucir la mantilla blanca en las audiencias papales, prerrogativa que ostenta la Reina de España, que además es la única que lo puede combinar con una peineta.
Según marca la tradición jerezana, la mantilla blanca o marfil, solo la visten las solteras, y la mantilla negra, queda reservada para las casadas.
Actualmente, la mantilla se puede ver en Jerez, casi de forma exclusiva, en los toros, la Semana Santa y en las bodas.
FUENTE: Complementos Susana Barea, otros