Roma no paga a traidores, ni la historia los honra. Un vecino de Vélez-Málaga (Málaga), llamado Antonio Lastres, dio el soplo cuando denunció al gobierno una conspiración que se tramaba contra el Rey en el café de Levante de Madrid.
Escasas son las noticias que se encuentran acerca do ella, pero consta por las Gacetas de los primeros días de mayo de 1815: “Se premia a Lastres con la plaza de fiel de la casa matanza de Málaga por mérito que había contraído en manifestar la reunión que se forjaba en el café de Levante de esta Corte, cuyos cómplices han sido condenados a presidio”.
En la Gaceta del sábado, 6 de Mayo siguiente, se dieron los nombres de los sujetos que formaban aquella asociación clandestina, precedidos del preámbulo siguiente: “Ministerio de Seguridad pública. —Siendo uno de los principios que caracterizan y hacen recomendable este ministerio la posible publicidad de sus operaciones, tanto que de ella no resulta el menor perjuicio a la causa de S. M. y a la del Estado, ha acordado se haga notoria la sentencia que ha dictado de acuerdo de uno de los señores sus Asesores, Alcalde de Casa y Corte en la causa formada, seguida y terminada con arreglo a las leyes y según su naturaleza y gravedad a varias personas que formaban una reunión en el café llamado de Levante, donde con la mayor impudencia, desacato y atrevimiento ponían en ridículo las virtudes del mejor de los reyes, formaban planes contra la seguridad de su trono, manifestaban sus deseos de que el tirano Napoleón dominase la España, como el único medio que podía hacerla feliz, pintaban su entrada en Francia grandes ejércitos con otros hechos de la misma criminalidad cuyos sujetos han sido condenados en la forma Juan Antonio Hurtado, abogado intruso en esta a presidio por seis años en Alhucemas de Corte, de donde no saldrá sin permiso expreso de S. M.
Manuel Figueroa, agregado al estudio del agente fiscal, natural de la gran Canaria: al peñón de la Gomera seis años. Francisco Messeguer, agente de negocios, natural de Orihuela, seis años a Ceuta, con destino a migueletes.
Pascual Navarro, pensionado por la Real Hacienda, natural de Huesca: seis años a Melilla. Ramón de Latas, teniente que fue del regimiento de infantería de Plasencia, desertor de las banderas españolas, natural de Sobradiel, confinado a Ciudad Rodrigo. José Alonso Parte, abogado intruso, natural de Langreo, confinado a Peñíscola.
Todos fueron apercibidos de mayor pena en caso de reincidencia y también un músico de la Real Capilla que casualmente se juntaba con ellos en el café.
Esta reunión era una logia masónica de los llamados afrancesados, y que el gobierno, a pesar de todo la que montó, no logró descubrir toda su trascendencia.
FUENTE: Vicente de la Fuente, D.R.P. Infante, otros.