EL JEREZANO HOY, Y EL RESTO DEL AÑO

La Feria del Caballo, en Jerez de la Frontera, es amabilidad, color, sonido, sabor y erotismo. Jerez, te enseña a vivir, es una escuela fantástica de vida.
Desde un punto de vista antropológico el erotismo es el gran instinto de la vida. Jerez en primavera, en feria, se erotiza, también quiere amor.
Antropológicamente el varón tiende a la promiscuidad y la mujer hacia la elección, Jerez no es una excepción, se encuentra que al liberar todas las ataduras convencionales, sentimentales y políticas que había sobre las relaciones sexuales y emocionales, nos encontramos con una enorme sociedad erotizada y sexualidad con problemas para ligar el sexo al amor. El jerezano quiere amor, lo necesita, la gente solo con sexo se destruye, necesita el amor desesperadamente, pero también necesita el sexo. En cualquier caso es una ecuación que en feria, mucha gente no sabe resolver.

El jerezano es apasionado en el divertimento, tiene un gran sentido de la belleza y de la vida. Cuida las formas, da más vueltas, es educado. Si vas hacia él, al ataque sin realizar una aproximación blanda o sin intentar conocerle, el choque está garantizado. Empiezas a hablar con un jerezano y te das cuenta de que es acogedor y envolvente; primero trata de conocerte, después te intenta buscar las vueltas y luego se sale siempre con la suya. Es una actitud más inteligente. Si vienes a Jerez con tus cojones por delante te comen con papa, sin que te des cuenta.
En esta población, hay una gran desconfianza hacia el ser humano y al tiempo una gran comprensión. Eso es inteligente. Todo se reduce a un sentido lúdico de la vida que a veces desarma porque te hace ver que hay una filosofía profunda según la cual no te puedes tomar nada en serio.

En Jerez de la Frontera todo se acepta de una forma más amable. En eso consiste su vida pecadora: lo haces, te confiesas y vuelta a empezar. No existe para los jerezanos una condena definitiva, el mal absoluto; para ellos todo el mundo tiene algo bueno, todos se pueden arrepentir y volver a iniciar. Aquí, no puedes condenar definitivamente a nadie porque todos somos humanos y débiles. Esto lo ves en la vida pública y en la política. Uno hace la barbaridad más grande que te puedas imaginar y al cabo de un año está otra vez en el juego. Nadie juzga ni censura porque todos son así.