Soy como el aire de un día calmo que se mantiene inmóvil y no deja que nada escape. El recorrido por el interior del laberinto tiene un propósito: llegar al centro, en donde te aguarda el conocimiento de ti mismo; solo entonces podrás salir al encuentro con los otros. Si un jerezano tiene piernas, brazos y palmas, debe usarlas. Si se queda sentado mucho tiempo, alguien se las ingeniará para atarlo (esclavizarlo). Esto lo sabe muy bien.
Para tomarle el pulso a una población, debemos mirar como canta y baila. El arte flamenco se expresa en Jerez de la Frontera, en tres modalidades: cante, baile y guitarra. El jerezano canta y baila solo, a lo sumo le acompaña una guitarra. No siempre fue así. En la jerezana Asta, del mapa de Tolomeo, se bailaba y cantaba en grupo y con exquisito gusto, lejos de mover «obscenamente» el trasero, propio de la clase “baja” e «inculta», esto se impone muchos años después (Bulerías).
La soledad es una imagen que condensa el significado histórico de una localidad. En Jerez de la Frontera se vive en un juego de oposiciones: lo abierto y lo cerrado, lo de fuera y lo de dentro, diálogo y silencio, semejanza y diferencia, soledad y comunión. Si en ocasiones resulta de una elección libre, en otras es producto de la fatalidad. Hay en Jerez, la soledad buscada, deseada, y la soledad que se padece, porque equivale al abandono, al desamparo. En un sentido amplio, en Jerez, la soledad se vincula a los estados de abandono, encierro, incomunicación, pesar, melancolía y pena. A quien está solo o es un solitario suele llamársele “alma en pena”, o bien, se dice que está desamparado, huérfano o abandonado. Más que un estar, es un padecer del alma.
El amor, el dolor, el desengaño y la desesperación, encarna el tipo de manifestación romántica, individualista y sentimental que es vista como la revelación de un supuesto espíritu popular: nace el flamenco. El flamenco es una expresión musical que transmite sentimientos, de amor, de desamor, de alegrías y penas, de lucha, de reproche, de reivindicación… es una expresión musical que nace del pueblo, por tanto, forma parte de su cultura. Los gitanos jerezanos se arrogan para sí la creación del flamenco (la cuna gitana del cante), de modo que les pertenece; se consideran simbólicamente como los padres del flamenco (Algo de muy difícil demostración).
Los gitanos de Jerez, se diferencian de los gitanos de otras ciudades andaluzas. Se sienten integrados en la sociedad local. Es incuestionable que el aire gitano, flamenco, le ha dado forma, imagen, figura y símbolo a Jerez de la Frontera. Los gitanos, desdeñados por centurias, se vuelven “lo más representativo”.