Una parte importante de los ciudadanos creen en una verdad superior de tipo político o religioso y piensan que no importa mentir si sirves a esa verdad más elevada.
Si las personas son políticamente estúpidas es porque hay gente muy interesada en mantenerlas así. Paul Krugman, dice: “todos somos vulnerables a las creencias que nos resultan convenientes”.
Espasmos, hiperactividad, falta de sensibilidad al dolor, locura, babeo, conducta zombi, etc. Estos síntomas del “corona virus” se solapan entre una montaña de bulos y mentiras cruzadas. Posiblemente, tras estas cortinas hay una terrorífica realidad.
Estamos en “una situación donde los peores parecen estar triunfando”. Vivimos bajo el imperio de la mentira. De la mentira y la estupidez.