De alguna forma, no quiero enterarme de nada que no sea lo que llega a mis oídos y lo que ven ahora mismo mis ojos. Solo hay una forma de aprender, y es aceptar lo que nos cuentan. Cuán fácil es creer que se sabe y no saber nada. La elite, el Nuevo Orden Mundial o el Estado Profundo, apuesta por una nueva humanidad, una nueva civilización, una nueva ética, una nueva cultura, una nueva metafísica.
Nuestro cuerpo humano no es más que una carcasa condenada a sucumbir, mientras, por el contrario, las máquinas tienen la capacidad de seguir actualizándose infinitamente. Digámoslo así, en el año 2045 se incorporan las primeras máquinas al organismo y dejando atrás lo orgánico, algo en sí mismo tan quebradizo y expuesto a las enfermedades. A partir de este año, no quedará mucho lugar en el planeta para el cuerpo humano.
La cibernética y la nanotecnología harán viable una nueva realidad. La tecnología hará que el hombre vaya a mejor y sobre todo para eliminar enfermedades, sufrimientos e incluso la muerte. Ya no es un ser humano, es un ser totalmente nuevo. Nos encontraremos ante el nacimiento del hombre – maquina.
Es la unión de la ciencia y la tecnología con el fin de vivir más tiempo, mejorar el cuerpo humano y disminuir las deficiencias, mejora la mente y alarga la experiencia humana.
Serán máquinas con comportamiento ético No habrá conflictos hombre – maquina. Cuando llegue la máquina y el ser humano, no quedará mucho de lo que hoy entendemos por humanidad, el concepto de humanidad quedará obsoleto. El gaditano será historia, como los neandertales lo son ahora para nosotros. Como soporte biológico humano será un mero recuerdo para todos.
Empezará la ciencia a mejorar la civilización. La vida, y especialmente el cuerpo humano. Puede alcanzar la inmortalidad. Obviamente, la pega a todo lo anterior es que el “Posthumanismo”, “la inmortalidad”, solo será para unos pocos privilegiados, los pudientes, el resto irá despareciendo por guerras, pandemias y epidemias artificiales de laboratorio. Lo positivo es que la nueva humanidad del hombre-máquina, estará entonces, y solo entonces, preparada para la conquista y explotación de otros planetas.
Poco a poco se cumple el mandato de disminución de la población en el planeta Tierra. Sencillamente, la realidad no tiene nada que ver con lo que nos cuentan… La mejor guerra es la silenciosa. Reconozco que el mundo, en cualquiera de sus rincones, siempre me parece mucho más limpio sin gente.