Si Jesucristo dijo en el Evangelio que no se moverá ni caerá un pelo de nuestro cabello sin que lo sepa el Señor, hay que añadir que también lo sabrá el Vaticano.
En sus orígenes el Servicio Secreto Vaticano se llamó la “Santa Alianza” y el papa Pío V (1566-1572) la usó para combatir el protestantismo personificado en Isabel I de Inglaterra. Por estas fechas llegó a Jerez de la Frontera.

Altos miembros de las Agencias de Inteligencia de los países más poderosos del mundo, en diferentes ocasiones, han afirmado que el mejor de todos los Servicios Secretos es el del Vaticano.
“El Vaticano sabe todo, y no precisamente por inspiración divina, sino por acción humana en nombre de la divina, y con métodos que muy poco tienen ni de humano ni de divino”.
No hay un lugar mejor informado que el Vaticano, tiene mejores redes de información y supera a la propia CIA.

Los canales fundamentales de la información que le llega al Vaticano son las nunciaturas que tiene en todo el mundo, que son las encargadas de recoger los datos más delicados y confidenciales. Y como las nunciaturas están en contacto con una red capilar tan implantada como la de la Iglesia católica en cada país, tienen un caudal de información impresionante y muy al día. En este momento no hay ninguna institución en el mundo que tenga una información tan privilegiada.
Los intereses de la Iglesia han sido siempre el motivo por el que se mueven los espías del Vaticano. Los espías del Papa, han sabido durante cinco siglos anteponer los intereses del Vaticano para salvaguardar la fe, por la cruz y por la espada. Ese ha sido su lema de siempre.

El nombre original con el que fue bautizado el Servicio Secreto del Vaticano, fue el de “La Santa Alianza”. Fundado en 1566 por el papa Pío V, su primer objetivo fue luchar contra la corriente protestante que nacía en Inglaterra con Isabel I, aliándose al lado de la católica María Estuardo, reina de Escocia y aspirante al trono inglés, a cuyo servicio, confesor, asesor y amante, puso el Papa a su primer espía, el sacerdote italiano de buen ver y mejores artimañas, David Rizzo, que no tardó en ampliar su campo de acción del confesionario al gobierno, y del dormitorio a la política, para acabar asesinado por celos.

La Santa Alianza ha sabido adaptarse a los tiempos y a las situaciones. Actualmente se le conoce al Servicio de Inteligencia por el nombre de La Entidad.
Según el todopoderoso Cardenal Paluzzo Paluzzi, jefe de la misma, a mediados del siglo XVII, la consigna era: “Si el Papa ordena liquidar a alguien en defensa de la fe, se hace sin preguntar. Él es la voz de Dios y nosotros su mano ejecutora”.
El asesinato de David Rizzio, el espía del Papa, los enemigos protestantes, luteranos o calvinista era motivo de gran preocupación. La Santa Alianza, llegó a Jerez de la Frontera para vigilar y controlar a los súbditos de la corona británica, asentados como prósperos comerciantes, exportadores de vinos en la localidad y alrededores.

Desde un inicio la labor como espías del Vaticano en su lucha sin cuartel contra la herejía en Jerez, fue encomendada al Santo Oficio, y sus llamados Dómini canis (‘perros del Señor’, en latín), en su convento de la ciudad (Real Convento Sto. Domingo), situado ante la puerta de Sevilla, en la alameda Cristina. Los dominicos han sido considerados como los perros guardianes de la Iglesia, siendo usado tal apelativo tanto como afrenta o como motivo de orgullo.
La extraordinaria preparación y formación teológica de los dominicos hizo que al fundarse la Inquisición, en 1231, las autoridades se fijaran en estos religiosos y les confiaran su organización, que llevaron adelante con mucho celo, al punto de que quedaron asociados para siempre con este célebre tribunal. Tal vez los más famosos inquisidores son Bernardo Gui (o de Guio) y Tomás de Torquemada, ambos dominicos.

La Ciudad del Estado Vaticano es un Estado, todos los Estados tienen el derecho y el deber de protegerse. Una difícil tarea y enorme empresa.
La Santa Alianza o La Entidad, como se la conoce en nuestro tiempo, continúa estando vigente en Jerez de la Frontera. En esta población hay un gran servicio de información que tiene una parte secreta y otra abierta.
Para el Estado Vaticano, los enemigos de ayer son bastante parecidos a los de hoy, sólo que ahora La Entidad, espía mucho, pero mata poco o nada.

Fuentes:
Europa Press, Eric Frattini, M.C. Borrego Plá y otros