Lo que se concibe con el arte, que es una forma de vivir, una forma de vida, es comunicarse, es lanzar una botella con un mensaje… que te conozcan, que te quieran, que sepan de ti, lo que sientes, lo que haces.
La escultora Lola Jiménez Serrano, transita desde hace poco por la quinta década de la vida. La naturaleza le ha dado un plus que no tienen otros artistas.
Su magnífica creación es una invitación a descolonizar la mente e ir más allá de las fronteras instituidas por la cultura que nos rige, que excluye, no incluye
La intuición nos dice que su trabajo transmite el sentir de la escultora quien modula fantasías y relaciones entre mujeres y hombres en los que hay desequilibrios, rupturas y accidentes en la convergencia entre lo femenino y lo masculino.
Jiménez Serrano, desacraliza y se distancia de toda solemnidad, dinamita lo ceremonioso introduciendo una ocurrencia muy a ras de tierra. Es una obra psicológica y extraña. Sus obsesiones son como picores, de esos que uno no puede parar de rascar. Una extraordinaria y fantástica tercera vía entre realidad y ficción.