LA COPA, UN CÁLIZ JEREZANO

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Eso de que te sirvan en una copa rotulada de bodega diferente al vino que se está bebiendo, es más feo que mandar a tu abuela a comprar droga, y desdice mucho del establecimiento. El colmo es sentarse a la mesa a comer con vino de Jerez y te lo escancien en catavino. ¡Menudo berrinche se coge!
El Consejo Regulador Sherry y Manzanilla de Sanlúcar, que son el santo Sanctórum, señala pautas: “una copa genérica de vino blanco de cristal fino, con un cáliz generoso que permita que el vino “respire” y con un tallo largo, de modo que no se nos caliente. Esta es siempre la opción más recomendable si vamos a disfrutar de los vinos de Jerez en la mesa, durante la comida. Nunca usar una copa pequeña, pues no permiten que el vino se exprese en su plenitud. El tradicional catavinos (si es suficientemente grande) es una copa ideal para el vino de Jerez a la hora del aperitivo o para los postres”.

Aunque los vinos de Jerez siguen siendo asociados por muchas personas únicamente a ‘la hora del aperitivo’, lo cierto es que sus posibilidades van muchísimo más allá. Experimentar con los vinos generosos se convierte en un regalo para los sentidos. Se transforma en una experiencia única.
Palo cortado, con su aroma persistente, es un buen acompañante para los quesos curados y embutidos.
Al vino oloroso le viene bien a las carnes de caza, estofados de carne, el rabo de toro, el osobuco… las carnes gelatinosas en general. Carnes ahumadas, carnes rojas asadas y estofadas, manitas de cerdo… en definitiva, carnes con estructura, los guisos tradicionales a base de legumbres.
El amontillado va a acompañar pescados azules y ahumados, consomés y caldo.
Los pescados y mariscos se ven realzados por la fresca y equilibrada acidez del fino.
Ensaladas y boquerones en vinagre son excelentes compañeros de la manzanilla por su baja acidez y frescura. Las frituras de pescado, gazpacho, salmorejo y arroces de marisco armonizan también a la perfección con ella como elemento que contrarresta los toques grasos.

El sonido del choque de copas con vino de Jerez, generan un extraño placer, significa alegría. Bien se ha dicho: “el Jerez es un vino grande y por eso hay que tomarlo en «cáliz», en copas de esas grandes y de cristal fino que hacen clin cuando se besan en un brindis”.

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FUENTE: Javier Campo, Consejo Regulador Sherry y Manzanilla de Sanlúcar, otros.

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