JEREZ Y LAS EMBARAZADAS

La vida en la Edad Media era difícil y los más débiles eran los pequeños, que sufrían abusos, palizas, e infanticidios. A los recién nacidos se les bautizaba de forma urgente, porque la mortalidad infantil era enorme, si el niño era llorón entraba en sospecha de estar relacionado con demonios, o poseídos por engendros, las gentes creían que un niño deforme era producto del pecado de sus padres, por ello y para evitar una crítica pública eran abandonados o se les dejaba de prestar cuidados con lo cual se producía un infanticidio pasivo. Los que se deseaba criar les era atado el cuello un saquito de cuero con algún amuleto, el más usado era una piedra de malaquita.
La ignorancia atribuía que los gemelos eran producto de la infidelidad de la mujer, uno era del marido y otro del amante.
En Jerez de la Frontera, San Ramón Nonato es el santo patrón de los partos, las parteras, niños y embarazadas. Una de sus oraciones más frecuente es:
“Dios, Padre de bondad, que me has dado el inmenso beneficio de engendrar un hijo, gracias por habernos hecho partícipes de tu paternidad, dando la existencia a un nuevo ser.
Ante la espera de su alumbramiento vengo a pedir tu protección, por intermedio de mi abogado San Ramón Nonato, para que este fruto de mis entrañas llegue a feliz término. Así lo espero por los méritos infinitos de Nuestro Señor Jesucristo tu Hijo y los de su Santísima Madre María. Amén”.

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