ALEGRÍAS Y ALELUYAS DEL QUEMADERO

Debemos reconocer que escribir en una pequeña localidad como es Arcos de la Frontera, era algo francamente comprometedor, por ello el autor de esta magnífica obra bien documentada en sí misma, se cura en salud diciendo que en Arcos de la Frontera, la Santa Inquisición no rompió un huevo. Hojas y párrafos mas adelante, se olvida de sus palabras y nos cuenta, con pelos y señales, como muchos vecinos de Arcos fueron pasados por el quemadero en Sevilla y los sambenitos colgados en la iglesia de Santa María.
Para el insigne historiador y cronista D. Manuel Pérez Regordán, la franquicia del Santo Oficio en Arcos la tenían los franciscanos por ausencia de los dominicos, y que la Hermandad del Dulce Nombre de Jesús figuró siempre como familiar nato del Santo Oficio de la Inquisición. Los «doce de la Hermandad» tenían obligación de denunciar (léase chivatear), los nombres de los blasfemos el día dos de enero de cada año, festividad de su Titular.
De paso nos recuerda una perla tomada de las «Coplas del Provincial» en donde aparece una contra el contador mayor de la corona, Diego Arias Dávila, en que se destapa a la opinión pública su condición de haber sido circuncidado, a la costumbre judía:
“A ti, Fray Diego Arias, puto
que eres y fuiste judío
contigo no me disputo,
que tienes gran señorío;
águila, castillo y cruz
dime de dónde te viene,
pues que tu pija capuz
nunca le tuvo ni tiene”.

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