Usted no tiene por qué creer lo que aquí vamos a decir, lo cierto es que si hay un porcentaje alto de realidad. Partimos de la premisa de que la mayoría de la gente nos movemos en dos dimensiones. No tenemos ni idea de lo que hay debajo. “En el subsuelo somos alienígenas. La selección natural nos ha diseñado para permanecer en la superficie y no para vivir bajo tierra”.
Por decirlo así, para los que habitamos la superficie del planeta, en un mundo bañado por la luz del sol, el subsuelo siempre nos ha sido invisible. El subsuelo es nuestro paisaje fantasma, que se extiende oculto bajo nuestros pies. “Los mundos subterráneos, recorren la historia como un hilo secreto: han guiado de formas sutiles y profundas cómo nos vemos a nosotros mismos y han modelado nuestra existencia”.

De alguna forma, la especie humana, siempre hemos notado una callada atracción por el subsuelo, al que estamos tan conectados como con nuestra propia sombra. Durante mucho tiempo, nos hemos sentido cautivados por la posibilidad de que haya criaturas subterráneas que llevan una vida paralela en el submundo: la «zona oscura», el nombre que otorgan los científicos a las partes de una cueva situadas más allá de una puerta al otro mundo.
Por decirlo así, para los que habitamos la superficie del planeta, en un mundo bañado por la luz del sol, el subsuelo siempre nos ha sido invisible. El subsuelo es nuestro paisaje fantasma, que se extiende oculto bajo nuestros pies. “Los mundos subterráneos, recorren la historia como un hilo secreto: han guiado de formas sutiles y profundas cómo nos vemos a nosotros mismos y han modelado nuestra existencia”.
No tiene explicación razonable fácil y, es difícil imaginar, mucho menos aceptar, que mundos intraterrestres pudiesen existir en el Parque del Montnegre y el Corredor. Los límites entre la realidad y la ficción nos resultan, desde siempre, inciertos y quebradizos. Ya ni que decir si hablamos de los testigos que los han visto: “Son de pequeña estatura (aproximadamente metro y medio). Sus cabezas muy grandes”.

Sencillamente, el Parque del Montnegre y el Corredor, es un espacio natural situado en el Macizo del Montnegre en la provincia de Barcelona, Cataluña. Interesa ir al municipio de Vallgorguina, en donde se alza la «Pedra Gentil». Lugar de entrada y salida de otra realidad (baliza). No extraña que a su alrededor se vean luces, objetos y naves desconocidas. Es un emplazamiento geodésico con unas peculiares energías telúricas.

Digámoslo así, desde siempre se ha querido enmascarar lo que ahí sucede con lo que de verdad pasa. Se distrae con leyendas de brujas y aquelarres, cuando los controladores del conocimiento saben perfectamente de la existencia de un «Portal de entrada y salida» de la ciudad que ahí existe en las mismísimas tripas del Parque del Montnegre y el Corredor, aunque nos cueste creerlo.