AL MAL PASO, DARLE PRISA

Cuando ya no puedes subir y bajar escaleras al mismo ritmo, cuando estás en un lugar turístico y te cuesta llegar, es jodidamente duro. Son renuncias fuertes.

Uno tiene que ir acumulando sabiduría para no llegar a esos momentos con desesperación y desconsuelo.

La vejez lleva dos etapas: cuando entras y empiezas a ver tus propios cambios y otra la de hacer renuncias. Los hombres tenemos la enorme suerte que nos podemos enamorar hasta con un pie dentro de la tumba (la libido nos salva).

En las mujeres existe el miedo de que los hombres aman a las que tienen veinte o treinta, no a las de sesenta. Las corroe la idea de que nadie las va a volver a elegir ni volver a querer, es terrible. Son mujeres que viven en función de no envejecer y que dan esa batalla a diario. Van con el paso cambiado, marchan en la vida con mal paso.

FOTOGRAFÍAS DE JOEL PETER WITKIN