No llega a las personas que jamás tienen problemas (no existen tales individuos), sino al gachó que puede recuperarse de los fracasos y adaptarse a las decepciones. Es por eso por lo que la felicidad, aquí, nunca es causada solo por lo que sucede al jerezano de a pie, sino al que siempre incluye la visión que tenga este de su propia vida.
Es más fácil ser feliz en Jerez de la Frontera, si se tiene primero: familiares y amigos que no te den la tabarra y, por el contrario, te apoyen. Segundo: recursos para satisfacer las necesidades primordiales y tercero, sobre todo buena salud.
Por último, y no por ello menos importante, no olvidar encomendarse al santo patrón de la ciudad, que no tiene cabeza (está descabezado), para cuando la palmes, poder atravesar deprisa el túnel hacia la luz, llegando a tiempo antes que te cierren los bares.