Considerado injustamente en vida, como lo demuestra el mal trato recibido por la Universidad de Salamanca, ha seguido siendo atendido de la peor forma que se puede estudiar a un humanista de su categoría, con la ignorancia de su obra.
Elio Antonio Martínez de Cala e Hinojosa, conocido por Antonio de Nebrija (1444-1522), estudió en Salamanca. Marchó a Italia para estudiar en Bolonia, y a su vuelta, en el año 1473 volvió a España como portador del humanismo renacentista, «para desbaratar la barbarie por todas partes de España tan ancha y luengamente derramada». Fue por entonces que adoptó el nombre con el cual lo conocemos. Añadió Elio como homenaje al conquistador romano que conquistó la Bética, que era el nombre latino de Sevilla y «de Nebrija», por ser Nebrissa el nombre en latín de su Lebrija natal.
Enseñó en Sevilla, Salamanca y Alcalá de Henares. Sus clases de retórica en la afamada Universidad de Salamanca provocaron numerosos enfrentamientos con algunos profesores que no compartían su método pedagógico ni su actitud académica. El nebrisense no estaba bien visto por las esferas eclesiásticas, puesto que lo consideraban un gramático convertido en teólogo que reprochaba sus enormes lagunas en el dominio del latín o lengua católica, y su rechazo a la Políglota, le acusaron ante la Inquisición como sacrílego y falsario. Alegaban que intentaba corregir temerariamente la “Vulgata Latina” y que sus trabajos causaban escándalo entre los judíos conversos e incluso que estudiaba las ciencias naturales para ilustrar la Biblia.
Se casó con Isabel de Solís, el matrimonio no calmó sus ímpetus de conquistador y se cuenta que durante muchos años pasó por dificultades económicas debido a sus gastos con un incontable número de hijos habidos fuera del matrimonio y de ex amantes que lo acosaban.
La novedad de su gramática reside en que nunca antes se había escrito una gramática en una lengua contemporánea. Para los hombres de la Edad Media, sólo el latín y el griego eran merecedores de estudio y análisis, mientras que las «lenguas vulgares» se regían apenas por el gusto de los hablantes, sin necesidad de que fueran estudiadas ni de que sus reglas se establecieran.
Nebrija fue un gramático y también un prolífico literato, ensayista y poeta. Escribió tratados de Teología y de Derecho, revolucionó la enseñanza y difundió su pasión por los clásicos grecolatinos. Gracias a él, hoy día se habla en medio mundo la lengua española, una lengua vulgar que él dio vida propia e importancia mundial. Antonio de Nebrija dotaría a Isabel y Fernando de la poderosa arma lingüística, unificada en toda la expansión hispánica. Modela dos tipos de letras romanas y antiguas, más sencillas, holgadas y claras. Una es la cursiva, utilizada y legada por él. La otra, la redonda o redondilla, que continúa siendo el tipo primario, empleandose en la imprenta, modelo del que Nebrija fue precursor en Castilla.
FUENTES: José Bellido Ahumada, J.J. Iglesias Rodríguez, J.I. Carmona, Mercedes Gamero, F. Núñez Roldán, P. Molas, J. Bada, E. Escartín, F. Sánchez Marcos, V. Gual Y M.A. Martínez, otros
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