Examinada de cerca la calidad de su pintura, sorprende el simplismo casi bárbaro, agresivo, de una luminosa violencia. Asombra el equilibrio de la composición y las finuras que el artista sabe lograr con su aparente tosquedad técnica, con sus indudables audacias cromáticas.
Leonardo Pardo, es un pintor enamorado del movimiento, el trajinar incesante, el esfuerzo creador… Es un instintivo dotado de intuiciones perfectamente definidas… Sus cuadros, de un intenso pincelar dinámico prefiguran un don reflejo. Los colores se adaptan a diferentes estados anímicos así como ocurre con sus motivos…
Pardo es un pintor externo. Traduce con mano pronta y por sensaciones rápidas… quiere ser y es el pintor de la fuerza. El dinamismo robusto y exaltado se desborda de los cuadros
Pintor, no de «cosas», sino de «funciones», todo se torna en él activo y exponente de movimiento humano.
Leonardo Pardo, es un liberador del color y esclavitud de la forma, no por ignorancia del dibujo sino por intuición del valor que tiene su propia versión de ámbito y sus contenidos… es un colorista nato, delicado y fuerte a un tiempo
En la exposición en la Sala-Bar Arriate (Jerez de la Frontera), Pardo vence los dogmas sociales y del arte. Coraje cromático y vigoroso, ascenso descollante del pintor, a punto de saltar sobre ti mismo.