
Sherish le llamaban por su lugar de origen. Durante la ocupación árabe (711-1264), la ciudad de Jerez de la Frontera fue conocida como Sherish, siendo una urbe de gran importancia dentro de la cora de Sidueña.
Sus maestros le enseñaron que los egipcios y los griegos habían perseguido la obtención de una «piedra filosofal» que les sirviera para transformar los metales ordinarios en oro y que además prolongase la vida del hombre.
Es fácil de comprender que con temas tan interesantes no hubiera Sherish caído en la tentación de pensar al menos en el modo de convertir en realidad tanta fantasía.
Ha sido creencia general que la figura más relevante entre los alquimistas árabes era la de Abú Músa fãbir ibn Hayyãn al-Azdi, conocido por Géber. Su fama se mantuvo durante la Edad Media y la Edad Moderna, pero a partir del año 4924, dos notables investigadores arabistas, Julius Ruska y Paul Kraus, han conseguido anular completamente toda la personalidad de Géber para atribuir la paternidad y el mérito de toda la obra de Alquimia y de Química al insigne médico Abú Bakr Muhammad ibn Zakariyã al Rãzi.
El referido Géber floreció en la segunda mitad del siglo VIII y tuvo por maestros a Jalid ibn Yazid y faefar al-Sadiq. Murió en cl año 776. Se le han atribuido veintidós tratados de Alquimia, de los cuales se han publicado cinco, con los títulos Siguientes: Libro de la Realeza, Pequeño libro de las balanzas, Libro de la Misericordia, Libro de la Concentración y Libro del Mercurio Oriental.
Se dice en estos tratados que los metales son como seres vivos; se desarrollan en el seno de la Tierra durante largo tiempo, a veces miles de años, y pasan desde un estado imperfecto, como el plomo, al de metal perfecto, como el oro.
Sigue diciendo que a los metales pueden aplicarse las ideas propias de los seres vivos, como generación, asociación, vida y muerte y considerar en ellos alma y cuerpo.
Según Sherish, la Alquimia es la investigación que da a cada cuerpo el alma que le convenga y para acelerar la transformación de su esencia. A los alquimistas como él, se debe la extraña teoría sulfomercúrica según la cual las diferencias entre los distintos metales se deben a la distinta proporción en que entran el azufre y el mercurio en su composición.
Para realizar las maniobras alquimistas se montaban laboratorios en los que se veían cápsulas, botellas, matraces, alambiques, cucúrbitas, morteros y retortas; los alquimistas realizaban operaciones de destilación, fusión, etc., y empleaban los productos que les proporcionaba la Naturaleza y los que obtenían para lograr su vana pretensión.
Y precisamente de estos laboratorios y de estos productos de los laboratorios nació la verdadera y la creación de industrias de Química pura como la fabricación de perfumes, azúcar, tintas ordinarias, tintas especiales, lacas, barnices mastics, perlas y piedras falsas, vidrios, esmaltes, barnices, etc., en las que los árabes se distinguieron notablemente.
Los alquimistas como Sherish, sabían refinar metales, producir bronces, teñir telas y cueros, barnizar objetos para protegerlos de la humedad, conocían el uso del bióxido de manganeso en la fabricación del vidrio y la obtención del ácido acético.
Sherish bebió de las fuentes del médico filósofo al-Razi (866-925), quien clasificó los minerales en estas seis categorías:
1. Cuerpos. Los metales.
2. Espíritus. Azufre, arsénico, mercurio y sal amoníaco.
3. Piedras. Marcasita, magnetita y otras.
4. Vitriolos.
6. Bórax, Natrón (sosa) y cenizas de plantas.
Sales, sal común, potasa (Kalí).
Los alquimistas árabes realizaron descubrimientos tan sensacionales como el agua regia, el ácido sulfúrico, el ácido nítrico y el nitrato de plata. Tenían los conocimientos químicos que se reseñan a continuación:
Oro nativo. — Que obtienen por levigación del mineral molido o por lavado de arenas auríferas. Sabían dorar objetos.
Plata nativa. — La separaban del oro calentando al rojo con sal y plomo.
Cobre. — Conocen los yacimientos de Chipre. Lo alean con estaño para formar bronce.
Hierro. — Lo obtienen en hornos de fusión de la magnetita y la limonita. Saben preparar el acero.
Estaño. — Hacen aplicaciones industriales.
Plomo. — Conocen también el litargirio, el minio y la cerusa (carbonato). Hacían tuberías para agua, monedas y pesas.
Mercurio. — (Plata viva o líquida). Lo obtenían tratando cinabrio con cobre y vinagre.
Azufre. — Lo aplican a fumigaciones y en Medicina.
Ácido acético. — Único ácido que conocieron los antiguos.
Potasa. — (Carbonato potásico). La obtenían de las cenizas.
Sosa. — (Carbonatado sódico). Lo empleaban en la industria del vidrio.
Cal. —- La obtenían en hornos y con ella hacían lejías de sosa y potasa.
Sal común. —- La sacaban del agua de mar.
Alumbre. —- Con el que adobaban cueros y mordían la lana.
Nitro. — Usado en tiempos de Plinio.
Vitriolo de cobre. — Sulfato de cobre.
Colorantes para tintas y pinturas. (Albayalde, cardenillo, cinabrio, índigo, minio, negro de humo, oropimente, óxido de hierro, púrpura, rejalgar, rubia y vidrio azul de cobalto).
En Química orgánica sabían hacer tinta, jabón blando, jabón duro, almidón de trigo, esencia de trementina destilando la resina de pino y aceites grasos de oliva, almendra, ricino y otras semillas.
El progreso realizado por los alquimistas incluido Sherish, consiste en la obtención de los siguientes cuerpos:
Acido arsénico.
Óxido de mercurio.
Óxido de hierro.
Óxido de cobre.
Anhídrido arsenioso.
Sulfuro de cobre.
Sulfuro de mercurio.
Azufre precipitado.
Ácido sulfúrico.
Ácido clorhídrico.
Ácido nítrico.
Agua regia. — (Era sal amoníaco disuelta en ácido nítrico).
Carbonato amónico.
Sal amoníaco.
Nitro o salitre.
Cloruro de oro.
Nitrato de plata.
Cloruro mercúrico. Géber lo obtuvo calentando mercurio con sal común, alumbre y nitro.
Nitrato de mercurio.
No es necesario advertir que estos productos no los obtienen químicamente puros.
El naturalista Abú C Utman c Amr ibn Bahr al-Yãhir (t 868) obtuvo amoníaco por destilación de despojos de reses muertas.
Como curiosidades de la Química árabe que practicó Sherish, señalaremos que distinguía tres clases de azufre: el rojo, el amarillo y el blanco; del azufre rojo decían que era muy raro y se encontraba en algunas regiones a orillas del mar.
Muy curioso también es el múltiple significado de la palabra al-kuhl, que pasó al castellano con el nombre de alcohol. Para unos alquimistas el al-kuhl era el quermes (sulfuro de antimonio), y para otros la galena (sulfuro de plomo).
Sherish con sentido práctico se dedicó a hacer aceites para cejas y pestañas a base de sulfuros y también llamaban al-kuhl a estos aceites. En los escritos de Ibn al-Baitãr, al-kuhl es un remedio contra enfermedades en los ojos. Y por último, según Paracelso, es una sustancia molida en polvo muy fino, que es la quintaesencia del espíritu de vino.