Digámoslo así, las teorías sobre por qué los hombres no asisten a la iglesia apuntan hacia la aparente falta de liderazgo masculino. En respuesta a esta ansiedad ha surgido dentro de la extrema derecha religiosa, un nuevo tipo de cristianismo: “El cristianismo muscular”.
Podemos decir que existe toda una constelación de múltiples iglesias cristianas en el planeta, en donde cada cual se considera el único camino de salvación y poseedores de la santa verdad.
De alguna manera, para ellos, desde hace mucho tiempo corre el temor de que la iglesia se ha feminizado. La mayoría de las veces, la evidencia utilizada para apoyar esta preocupación es la proporción desproporcionada de mujeres y hombres.
El objetivo de este movimiento es volver a masculinizar a Jesús y a la Iglesia. Fundan sus esperanzas en conseguir recrear a Jesús como un verdadero «hombre de hombres».