Los antropólogos tratamos de explicar en qué mundo estamos viviendo, hacia dónde vamos, de dónde venimos. Dentro de los fenómenos sociales, personas y sitios, prefiero elegir a los “malditos” porque creo que en ellos puedo encontrar una visión más renovada de las cosas, distinta. Me levantan, a destajo, perdices diferentes.
Los ingleses que han inventado casi todo lo bueno: la democracia, el cambio de pareja con Enrique VIII, el fútbol…se les escapó una forma de ser, de actuar y de ver la vida, nos referimos al landismo (El diccionario de la RAE todavía no recoge el término).
Landismo viene del actor Alfredo Landa, quien encarnó de forma magistral el arquetipo del macho hispánico: bajito, peludo, feorrón, sexualmente reprimido y en perpetuo estado de cabreo.
Representa al gran macho ibérico por antonomasia: celoso, mujeriego y machista. El landismo como ideología genuinamente ibérica, es tan propia como el piropo, los trileros, la corrupción de los políticos (y de los que les votan), los entresijos de cordero, la paella, las corridas de toros o las gambas más la caña de cerveza en los bares.
En un pueblo de la Sierra gaditana se reivindica el espacio para ejercer el landismo. En el bar Benítez de Puerto Serrano (Capilla Sixtina del landismo), se venera a las “macizas” en ropa interior y se ofrece lugar a la fantasía sexual.
Se quiere ver aquí, aún, a la mujer como alguien con quien disfrutar ellos, pero no ellas, como un regalo. Se concibe la “buenorra”, no más que objeto o trofeo a conseguir: «ese objeto, más deseable y fácil». Les gustan en este santuario las más libres y más dispuestas, pero quieren a la mujer en casa, a la “española” de toda la vida.
Todo lo bueno ocurre en la cama y en los bares. En el Bar Benítez, no hay insignias de equipos de futbol, ni ideologías políticas, tampoco se es homófono, simplemente se procura primero no joder al prójimo, y segundo “cuando buscamos el placer, también tratar de hacerlo sin dañar a nadie y con moderación”.
“La búsqueda, ante todo, de gozar de la vida. Y tratar de hacer el bien a los demás. Sobre todo ayudar a los otros”.
¿Y la mujer landista?
“El sexo siempre ha tenido que ver con la lujuria, la depravación y el pecado, así que antes el ciudadano común no se atrevía a experimentar con el sexo porque estaba prohibido; no había que fingir, porque nadie esperaba obtener placer de un pecado (excepto los que habían acabado con su propio tabú). La mujer no estaba obligada a fingir orgasmos porque se veía obligada a reproducirse. Pero en cuanto llegó el destape “landista”, a la mujer se le ofreció la posibilidad algo más, algo que el hombre ya practicaba: y como existía tanto desconocimiento y tanta torpeza, se adaptó al placer sexual fingiendo”.
“El sexo landista en la mujer no siempre está relacionado con el placer, sino con el ego, y de ahí vienen los orgasmos fingidos, las mujeres que están pensando en la compra del día siguiente mientras gimen escandalosamente, sin olvidarnos del posterior cigarrillo en el que él parece el Dios de la sexualidad y ella una mentirosa por piedad”.
El landismo en Puerto Serrano, está vivo y en buenas manos: el Bar Benitez. Ese montaraz ideario tiene un heredero a la altura, un líder dispuesto a conservar, alimentar y pregonar tan importante legado.
El landismo no ha muerto, se ha quedado a vivir para siempre en Puerto Serrano (Cádiz).
Un comentario en “EL ÚLTIMO LANDISMO DE RAZA EN LA SIERRA GADITANA”