Los jerezanos se mueven sobre el filo de la realidad y las leyendas, navegan entre la materialidad objetiva y el mito. Para las personas de a pie en Jerez de la Frontera, es cosa muy normal pasar de un plano a otro como si fueran del salón de estar de su casa a la cocina.
No extraña encontrar en la ciudad a personas que te cuentan las historias más disparatadas, conviviendo en la realidad cotidiana. Es el calificado Jerez misterioso.
Una de sus historias locales es la conocida “Puerta del Infierno” , debe su nombre a un templo que existió dedicado al dios Plutón, levantado justo sobre el espacio en que hoy día se encuentra el zoobotánico.
La denominada arqueología oficial no da cuenta de la existencia histórica del emplazamiento que marca la leyenda, aunque los legajos hablan de un templo dedicado a Plutón, muy cerca de Asta Regia.
Plutón era el dios del inframundo en la mitología romana. Si tratamos mitos griegos, su equivalencia sería el oscuro y misterioso Hades, en el que se considera que está basada su divina existencia. La parte más conocida de su historia es aquella en la que rapta a Proserpina (Perséfone), nacida de Ceres (Démeter), diosa hermana suya, y la convierte en su esposa. Cuentan que Ceres, llena de dolor, acudió ante el padre de ambos, Saturno, para pedirle que intercediera ante el dios de lo oculto para que le devolviera a su hija. Tan inmenso era el dolor de la diosa de la fecundidad y de las cosechas que se olvidó por completo de bendecir la tierra y ésta prácticamente llegó a secarse provocando una gran hambruna entre los mortales. Entonces Saturno no tuvo más remedio que intervenir. Pero Plutón no podía dejar marchar, así sin más, a su amada Proserpina así que le hizo comer pepitas de granada, semillas venenosas, para que no pudiera regresar al mundo de los vivos. La única solución posible fue el compartir la compañía de la bella joven. Pasaría entonces seis meses con su madre, los meses de la primavera y del verano en los que todo nace y florece, y los otros seis meses en el Inframundo, los del otoño y el invierno, esos en los que la naturaleza se marchita y duerme en espera de que regrese la primavera.
Los Jardines del Tempul, siempre han dado pie a múltiples habladurías o leyendas urbanas, no faltan las que señalan en el zoológico la aparición de fenómenos extraños que se enmarcan dentro de lo paranormal: “sensación de haber visto un animal suelto, casi siempre un felino, también luces que funcionan mal o una mujer vestida de época”.
Mucho hay por descubrir en Jerez de la Frontera diferente de lo que oficialmente nos han contado. De gran parte de su historia parece ser que se nos oculta deliberadamente la información.
Ya sea cierto o menos cierto, Jerez de la Frontera da para rato, su pasado nos controla.