Sin contar el tesoro de la iglesia de Santiago en Jerez de la Frontera, tan solo hay catalogadas tres crucifixiones con esta composición, dos en Inglaterra, una en el Museo Victoria and Albert de Londres y un fragmento en la City Art Gallery de York, y una última en Portugal, la del Museo Grao Vasco en Viseu.
Las canteras de alabastro más importantes estaban en las regiones de Staffordshire y Derbyshire, y los centros de tallado de alabastro de mayor relevancia fueron Nottingham, Burton-on-Trent, York y Londres.
La pasión de Cristo es uno de los temas más recurrentes en la producción de alabastros, sobre todo a partir de una etapa intermedia, de 1380 en adelante. En este panel están representadas solo las figuras Cristo en la Cruz, la Virgen y posiblemente san Juan Evangelista. La cruz descansa sobre una esfera que aporta a la divinidad de Cristo el significado de la totalidad, el infinito, lo único y uno.
Este tipo de composición sencilla, con esmerada talla, es propio de una etapa en que aún no había comenzado la producción en serie. Los pliegues de los ropajes tienen la elegancia y la gracia propia de los alabastros realizados en el siglo XIV.
La producción inglesa de esculturas de alabastro durante los siglos XIV a XVI es uno de los capítulos más interesantes del desarrollo de las artes decorativas en la Europa medieval. Importantes talleres produjeron sepulcros, figuras de bulto redondo y, especialmente, trípticos y retablos, que no solo tuvieron como destino iglesias y abadías inglesas, sino que también se exportaron a todo el continente europeo. Además, el tráfico de este tipo de piezas se vio incrementado por el edicto inglés de prohibición de imágenes religiosas, entre las que se menciona de forma específica los alabastros, y por la furia iconoclasta surgida a partir de la Reforma, que llevó a esconder muchas piezas o a sacarlas del país.
FUENTE: Fernando Pérez Suescun, Carmen Martín Mochales, otros.