Franco le ofreció a Miguel Primo de Rivera la propuesta de algún ministerio, pero este solo acepta la alcaldía de Jerez con la condición de no ser jefe local del Movimiento, ante el estupor del Generalísimo, le explica: «Quiero que entienda una cosa. A mí me han dejado sin familia, yo entro en política y quiero una España que es la España que viene y no las dos».
Investigar en Jerez, y en los pueblos gaditanos, la historia reciente franquista, es desfondarse en las profundidades de un agujero negro. En cuarenta años nadie se ha atrevido, irremediablemente se le cuelga el sambenito de “facha”, a no ser que vaya cangrejeando.
En la Semana Santa jerezana, hay momentos en el recorrido de las procesiones por calles tan estrechas que apenas cabe el paso con los costaleros debajo. La gente va delante de la imagen caminando de espaldas mirando frente a la imagen. A esto se le llama ir cangrejeando.
Dice Francisco José Ayala que el conocimiento es como una isla y ahí está todo lo que sabemos. El océano es lo que no sabemos; y no podemos preguntarle al océano, solo podemos investigar en la orilla, en los bordes de la isla. Si aumenta el perímetro de la isla, aumenta el conocimiento, pero también lo que desconocemos.