Desde que el mundo es mundo, la humildad y la modestia son virtudes escasas entre los arqueólogos y antropólogos, respecto al reconocimiento de su incompleto saber del vasto universo que nos rodea. Todo en ellos es meramente especulativo, quitando excepciones.
Mientras los arqueólogos andan predicando, desde sus púlpitos, bobadas a destajo sobre la desaparición del “Hombre Neandertal” (la antropología más de lo mismo), a mi vera, en la barra de un tabanco jerezano, veo a toda la feligresía con sus cuerpos físicos repletos, hasta las orejas, de genes neandertales. La provincia gaditana fue un espacio idóneo para las comunidades de neandertales cuando los fríos achucharon por el norte de Europa. El genoma de los gaditanos, contiene entre un 1% y un 3% de ADN neandertal, y me quedo corto, este porcentaje podría ser aún mayor.
El que poseamos móviles, tabletas, ordenadores y demás cacharrerías, no nos hace superiores, debemos desmontarnos del burro para ser, por un momento, sobrios y moderados en todo ese cúmulo de tonterías que soltamos.
NOTA RECOMENDABLE: Deje de usarse la palabra Neandertal como un insulto lleno de prejuicios.