El autor del libro “MASONERÍA”, Francisco Franco bajo el seudónimo de Jakim Boor, explica que la masonería, que nació en Inglaterra y Escocia, tiene copado el poder de las instituciones en Gran Bretaña, pero señala que los masones británicos son patriotas. No así los masones españoles, que son traidores a su patria porque obedecen a los intereses de los peores enemigos de España: la masonería británica y francesa.
“Nace en nuestra tierra la masonería por la aventura de aquel desdichado duque de Wharton, de triste recordación en la Gran Bretaña, que después de haber sido jefe de su gran logia, expulsado de ella por sus traiciones e inmoralidades, fue el fundador de nuestra masonería, la cual, después de una vida azarosa, plena de personalismos, traiciones e influencias francesas, cayó bajo la triste y desdichada República en el centro de atracción de ateos, libertinos, estafadores y ambiciosos de la peor calaña”.
Para Franco, «El gran secreto» es el odio histórico de los masones españoles a España, que llevan 300 años trabajando para destruirla.
Jakin Boor (Franco) agrega: “De origen masónico fueron todos los movimientos revolucionarios que en siglo y medio se suceden en nuestro territorio, y los de secesión de nuestros territorios de América, y masones los gobernantes y generales comprometidos en todas las traiciones que mutilaron nuestra Patria”.
“Masón era Morayta y los que con él desde España alentaron la insurrección cubana, y masones los que en las Cortes, y a espaldas de aquel Ejército, los traicionaron para la renuncia y la rendición»
“Un rey, dos infantes y varios duques, marqueses y otros nobles ejercieron altas jerarquías (en la masonería) y hasta el cargo de gran comendador al correr del siglo XIX; rodean el Trono en el reinado de Carlos III bajo la sombra del todopoderoso conde de Aranda, de triste recordación. Un duque de Alba, contemporáneo de aquel monarca, fragua el motín de Esquilache, que luego achaca, hipócritamente, a los padres jesuitas. A su muerte se retracta de sus yerros con el obispo de Salamanca, ante quien se declara autor del motín, que había organizado por odio que confesó tenía a la Compañía de Jesús”.
“Participaron con atrevimiento en la maniobra el masón francés duque de Choiseul, el conde de Aranda, el de Campomanes, Azara y el entonces ministro de Estado don Ricardo Wall. En el expediente secreto contra los jesuitas intervinieron igualmente masones tan sólo, bajo la dirección y estrecha relación de Alba, como fueron don Miguel María de Nava, don Pedro Rodríguez Campomanes, don Luis del Valle Salazar y don Pedro Rico Egea, miembros todos destacadisimos de la gran logia española”.
Leyendo el libro “MASONERÍA” (se puede descargar de Internet), podemos entender el porqué no termina de gustar ésta más que curiosa “Institución secreta”, a la Armada Española, una de las más antiguas y gloriosas del mundo.