¿Atreverse con situar un maricón de Cristo, o un travesti de Carmen la Patrona de la Marina, por qué no? Eso es arte. Lo demás es solo caspa pueblerina.
En opinión de The Guardian, “El Valle de los Caídos de Costus pide prestada su pose a una piedad renacentista. Pero en lugar de poner a Cristo sobre los brazos de su madre muestran a un narcisista joven con el pelo a lo Bryan Ferry y palidez caravaggiesca que está tendido en el regazo de una neo-romántica bailarina de flamenco”.
Juan Carrero Galofré (Palma de Mallorca 1955 – Sitges 1989) y Enrique Naya Igueravide (Cádiz 1953 – Badalona 1989) son Costus, nombre que nace como taller de costura. En un inicio, los dos artistas para ganarse la vida y tener ingresos, cosían ropa a sus amigos, los mismos que pasarían a ser muy reconocidos más tarde: Tino Casal, Olvido Gara “Alaska”, Pablo Pérez-Mínguez, Miguel Ángel Arenas “Capi”, Txomin Salazar, Carlos Berlanga, Miguel Ordóñez, Bernardo Bonezzi y Tesa Arranz de los Zombis, Blanca Sánchez y Pedro Almodóvar, etc. etc.
Tomaron a los amigos de modelos para su obra pictórica de la que se dice: “Los protagonistas encarnan a personas sagradas, derrochando personalidad y vida interior, asumiendo con dignidad el símbolo al que representan”. Y en donde “La estética con que han sido pintados y la sensualidad manifestada no los convierte, sin embargo, en objetos sexuales”.
Sin duda alguna se puede decir que “Los Costus”, crearon lo que vino a llamarse “Movida Madrileña”. Rompen el tabú de la dictadura, y crean una serie de pinturas que se adentran en la modernidad y los aires de cambio que se respiraban en la capital.
Ambos artistas se conocen a comienzos del curso 1974-75 en la Escuela de artes y oficios de Cádiz y sellaron su amor físico en una caseta que existía en una calle detrás del Chalet Varela en Cádiz. Sobre el tronco de un árbol de esa calle Panamá, junto al estudio de un pintor, encontramos un corazón con las letras “E” y “J” declarando su amor.
Muy acertadamente el Ayuntamiento de Cádiz se hizo, en su momento, con la propiedad de parte de su obra, la misma que se expone de manera permanente en el Paseo de Carlos III, de la ciudad.