Encuentran en Antequera (Málaga-España) la evidencia de elaboración de vino, de 8000 – 6000 años a. C. Este descubrimiento es muy significativo para la prehistoria, porque hasta el momento se trata de las muestras más antiguas de vinificación en toda la Península Ibérica: NI LOS FENICIOS NI LOS GRIEGOS trajeron la vinicultura s.VII – IX a. C.
Un equipo de especialistas de la Universidad de Sevilla, dirigidos y coordinados por el arqueólogo Leonardo García Sanjuán, ha descubierto indicios de vino en fragmentos de cerámica del Neolítico andaluz, excavado en un ambiente probablemente dedicado al culto, como es la Cueva de Menga.
La vinicultura fue una de las primeras adaptaciones del estilo de vida neolítico. Creemos que este hallazgo, se trata en sí mismo, el ejemplo más antiguo de domesticación de una vid silvestre exclusivamente para la producción de vino.
En la actualidad, los adelantos, en las últimas décadas, permiten aproximarse al estudio de los espacios arquitectónicos utilizados, a la identificación de los recipientes empleados para su almacenamiento o preparación y en ocasiones a la identificación de sustancias remanentes de los alimentos originales.
En años recientes el uso de los residuos químicos en cerámicas, como parte de la investigación arqueológica se ha visto favorecido por los buenos resultados obtenidos. Los análisis de residuos químicos impregnados en los poros de la cerámica se insertan en el estudio de las actividades cotidianas de los habitantes del pasado y pueden ser considerados parte importante de la investigación dirigida a individualizar áreas de actividad en el interior de los espacios arquitectónicos, así como para definir el uso y la funcionalidad de los recipientes cerámicos.
El estudio de los residuos en cerámica tiene aplicaciones en el estudio de la alimentación en el pasado, principalmente porque permite entender qué alimentos se producían, conservaban, cocinaban y transportaban en esta. En particular el estudio de la cerámica de cocina permite evaluar los alimentos cocinados y la forma de cocción.
El análisis de los fragmentos cerámicos, desarrollado por los científicos, demuestra que la evidencia más antigua de vinificación hasta la fecha se remonta al 6000 a. C., unos 600-1.000 años antes de las fechas previamente aceptadas: la evidencia química de vino más antigua era del 5400-5000 a. C., procedente de la cadena montañosa de Zagros en Irán.
El hallazgo en el conjunto dolménico de Antequera, concibe a una antigua sociedad en la cual la ingesta y ofrecimiento de vino formaba parte de casi todos los aspectos de la vida: en la práctica médica y en las celebraciones especiales, desde el nacimiento hasta la muerte, brindar era una actividad común.